A nadie se le escapa que poseer ciertas habilidades profesionales es fundamental para desempeñar nuestras funciones y responsabilidades laborales. No hay muchas más maneras de alcanzar los objetivos que tenemos planteados por parte de nuestra empresa.
Todo trabajo, por tanto, requiere que la persona que lo lleve a cabo tenga un talento adecuado y suficiente para sacarlo adelante. Sin embargo, es importante destacar que ese talento no se reduce a una especie de “don” o capacidad que el empleado posee de serie y con el que llega a la empresa el primer día y ya no lo desarrolla más.
Al contrario, también es algo que todos los trabajadores podemos ejercitar en alguna medida, siempre que tengamos las oportunidades para ello y que sintamos la motivación laboral suficiente como para querer hacerlo. De otro modo, ¿qué sentido tendría hablar de estrategias de desarrollo del talento más allá de su atracción y retención?
Por eso, en este post te hablaremos de los diferentes tipos de habilidades profesionales que todos poseemos y debemos desarrollar para favorecer el éxito de la organización para la que trabajamos.
Habilidades profesionales blandas y habilidades duras
Podríamos hacer una lista de habilidades profesionales interminable e inmanejable. También podríamos proponer diversas y complejas clasificaciones de esas habilidades. No haremos ni una cosa ni la otra porque a veces en la sencillez está la virtud: vayamos a la clásica división entre habilidades profesionales soft y habilidades profesionales hard.
Habilidades blandas
Las habilidades blandas, conocidas en inglés como soft skills, son aquellas capacidades de carácter psicológico y que, por tanto, tienen que ver con lo que llamamos —en el sentido coloquial— “nuestra manera de ser”: la personalidad, el talante, la actitud, el don de gentes, las destrezas interpersonales que tienen que ver con la empatía, la comunicación, la habilidad para saber comportarnos en diferentes situaciones, o la de manejar e interpretar las emociones de los demás y adaptarnos a diferentes registros sociales.
El mundo de las habilidades profesionales blandas podría ser infinito, dada la complejidad del ser humano. Todo el mundo quiere que sus empleados sean pacientes, pero impetuosos, creativos, pero pausados, discretos pero participativos, que se curren lo suyo, pero que sean buenos compañeros…
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Menos mal que estas habilidades profesionales son las blandas, ¿no? Para acotar este ámbito es importante que cada empleado y cada manager de Recursos Humanos observe con espíritu crítico cuáles de esas destrezas laborales son verdaderamente importantes para un puesto de trabajo en particular, en lugar de andar buscando al trabajador ideal y, por tanto, depositando unas expectativas desmesuradas sobre los empleados y sobre cómo deben ser y comportarse.
En este sentido, debemos buscar y potenciar las habilidades profesionales adecuadas para un puesto en concreto o para una empresa en concreto. Obviamente, no es lo mismo trabajar diseñando videojuegos que manejando virus en una compañía farmacéutica o gestionando la compraventa de obras de arte en una casa de subastas.
Hay puestos que permiten —incluso requieren— caracteres más bien expansivos, mientras que otros requieren de una absoluta discreción. Hay puestos que necesariamente exigen creatividad, aunque sea en el desorden, mientras que otros no crean, pero sí ordenan, clasifican y custodian. Cada puesto requiere perfiles con unas habilidades profesionales específicas que, a su vez, sean acordes a la cultura empresarial de la compañía.
Habilidades duras
Las habilidades profesionales duras (conocidas en inglés como hard skills) son aquellas de carácter estrictamente técnico, académico y procedimental: nuestros conocimientos y destrezas relacionados con las tareas que debemos desempeñar o con otras no directamente relacionadas pero que podríamos poner también al servicio de nuestro desempeño.
Estas habilidades profesionales “duras” son las que más fácilmente asociamos con situaciones de aprendizaje explícitas, concretas y conscientes, por lo que normalmente los programas de entrenamiento orientados al reskilling y upskilling se vuelcan más en estas que en las habilidades profesionales blandas. Lo que se busca es promover en los empleados el aprendizaje y actualización de sus capacidades técnicas para que puedan aportar el mayor de nuestros talentos en un momento determinado.
En este sentido, es fundamental que las empresas no solo se preocupen por demandar a sus empleados futuros y presentes, que cuenten con abundantes y elevadas habilidades profesionales. Por el contrario, las organizaciones deben considerar la formación como una estrategia de mejora de la productividad necesaria para todos los miembros de la plantilla, independientemente del puesto que ocupen o el departamento al que pertenezcan. De este modo, deben ofrecer a las personas que forman parte de sus equipos oportunidades y medios para la formación, para la mejora y el aumento de sus diversas habilidades profesionales.
En definitiva, no podemos obviar que la formación es un medio para fomentar el llamado wellbeing corporativo: aumenta la seguridad de los empleados en cuanto a sus capacidades y el nivel de desempeño que pueden ofrecer, es un beneficio que la empresa pone a su disposición incluso aunque sus resultados no vayan a revertir solo en ella sino en posibles futuros puestos que desempeñen.
Adicionalmente, el «Toolkit de desarrollo profesional» de ifeel proporciona herramientas esenciales para potenciar el crecimiento y el desarrollo profesional de los equipos.
Bienestar mental para empresas
En ifeel somos conscientes de la importancia que tiene contar con un equipo en buena forma, por eso valoramos mucho las habilidades profesionales de las personas que trabajan con nosotros y queremos ayudar a nuestras empresas colaboradoras a que saquen el máximo partido del talento de su plantilla. De hecho, nuestro equipo de psicólogos especializados en bienestar laboral ha creado un programa de bienestar emocional para empresas que las ayuda a mejorar la retención del talento, reducir el absentismo laboral y combatir el estrés de los trabajadores.
Con esta colaboración, los responsables de recursos humanos de tu empresa pueden recibir asesoramiento personalizado y basado en datos sobre cómo mejorar el bienestar psicológico de sus equipos. Además, este programa ofrece a los empleados un servicio 360º de cuidado de su salud mental estructurado en diferentes niveles en función de sus necesidades. Prueba ahora nuestro programa para que puedas ver cómo podría ayudaros.
No te pierdas nuestra sección de Recursos. Allí encontrarás mucho contenido que te va a gustar: Podcast, Guías para Recursos Humanos o Entrevistas con cargos importantes de RRHH. Además, disponemos de una Plantilla de Factores de Riesgo Psicosocial, utilízala para cumplir con los requisitos de la Inspección de Trabajo.
Si te ha resultado interesante este post sobre las habilidades profesionales y quieres más información sobre nuestro programa de bienestar mental para empresas solo tienes que solicitarla y nos pondremos en contacto con tu equipo lo antes posible.