El factor psicosocial en la empresa tiene una gran influencia, de ahí que también afecten mucho a la salud mental en el entorno laboral. Para entenderlos, partimos de una base: la experiencia subjetiva de un empleado (por ejemplo, su experiencia de bienestar psicológico) es producto, al menos, de dos interacciones. Por un lado, lo individual y lo grupal. Por otro, lo ambiental y lo intrapsíquico.
Estas interacciones son dinámicas, es decir, implican un movimiento de tensiones cambiantes e inevitables. No obstante, es necesario que preserven un cierto equilibrio: las desviaciones que se produzcan no deben exceder a los recursos de afrontamiento de la persona ni a los de la organización. Si el desequilibrio es demasiado intenso, aparecen problemas para el individuo y para la empresa. Estas situaciones son justamente las que cualquier organización debe aprender a prevenir y abordar si no quiere poner en riesgo su buen funcionamiento.
Podemos considerar el deterioro de la salud mental de un trabajador como el deterioro de la salud mental de una persona por factores atribuibles a su empleo. Tal y como hemos mencionado, es el resultado de una ruptura de distintos equilibrios.
Ante la aparición de interrupciones en el equilibrio psicosocial, tanto la empresa como el trabajador pondrán en marcha unas estrategias de afrontamiento. Dichas estrategias serán más o menos adaptativas para ellos, en función de cómo sean la cultura empresarial de la compañía, las características del empleado y otras circunstancias.
La cuestión es, ¿dónde se cargarán más las responsabilidades y cuál será el resultado final de este desequilibrio excesivo en el diálogo entre lo individual, lo ambiental y lo grupal?
A menudo esas rupturas son prevenibles y suele ser económicamente más eficiente intentar anticiparse a ellas que afrontarlas cuando ya han parecido.
Desde luego, la prevención no es la panacea para combatir la influencia negativa del factor psicosocial en la empresa, pero sí es una estrategia completamente imprescindible desde un punto de vista de los valores humanos y de la rentabilidad empresarial. Para implementarla hay que tener en cuenta una mirada psicosocial coherente y transversal a diferentes niveles: individual, relacional, grupal y organizacional.
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Factores psicosociales en la empresa a tener en cuenta
Veamos algunos de los aspectos psicosociales que influyen en la salud del trabajador y, por tanto, en la salud de la empresa:
1. Relaciones tú a tú
El roce hace el cariño, la colaboración y la complicidad. También hace la antipatía, la tensión y las rivalidades. Obviar esta realidad tan evidente es un factor de riesgo psicosocial en la empresa a la hora de cuidar la salud mental de los trabajadores.
2. Gestión de las relaciones jerárquicas
Se trata del manejo de las relaciones a distintos niveles: con los iguales, con los superiores y con los subordinados. No da igual contar con un manager que no comete errores graves al liderar al equipo que con un jefe autoritario e inaccesible. Eso tampoco es lo mismo que sufrir un vacío de poder que deja al equipo a la deriva y genera descontrol e inseguridad.
3. Dinámicas grupales
Según la composición de los equipos, el carisma personal de su líder o su jefe y la cultura empresarial dominante en la compañía se darán relaciones de admiración-inspiración mutua fomentadas por la colaboración. También pueden producirse dinámicas de competitividad tóxica, presión grupal y actitudes poco inclusivas o depredadoras.
4. Sentido de pertenencia e identidad
El trabajo es el trabajo y no es necesario sacralizarlo como si dominara toda nuestra vida o como si fuéramos a heredar la compañía nosotros mismos. Sin embargo, manejar el factor psicosocial en la empresa implica que no es realista pretender que el talento pueda ser retenido si el trabajador no se compromete con la misión de la empresa. Es decir, si no se identifica con ella y si no se siente parte activa dentro de la organización.
5. Aspectos ambientales
Hay que cuidar todo lo que se refiere a espacio físico, iluminación, disposición del mobiliario y las estancias, ergonomía, materiales, seguridad física percibida por los trabajadores… Estos y otros aspectos puramente ambientales influyen para bien o para mal en las relaciones, el rendimiento y la comodidad de la plantilla.
Fomento estratégico de la salud mental en la empresa
La experiencia del empleado es muy subjetiva y, por tanto, muy relativa. Sin embargo, como empresa no podemos aferrarnos interesadamente a esa relatividad para desentendernos de la influencia que tenemos sobre el bienestar psicológico de nuestros trabajadores y de los beneficios de la terapia psicológica sobre ellos.
Lejos de eso, existen al menos tres ejes estratégicos que podemos trazar para aumentar la productividad de la compañía gracias al fomento del bienestar psicológico, también en el entorno digital de los empleados y no a su costa.
1. Toma de responsabilidad sobre la salud de la plantilla
Se trata de decidir cuál es el nivel de responsabilidad que la empresa va a tomar en el fomento del bienestar psicológico de sus empleados teniendo en cuenta dos cosas: su cultura empresarial y los efectos medibles que el fomento de la salud mental o su deterioro pueden tener en el rendimiento de la empresa.
En términos de la relación empresa-trabajador, hay que decidir cuánto afecto quiere poner la compañía en la relación con sus empleados: cuánto se va a implicar, cómo le va a demostrar al talento que realmente se interesa por retenerlo.
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2. Pensar una estrategia de fomento de la salud psicológica
A continuación, hay que diseñar una estrategia que incluya prevención y abordaje de posibles problemas de salud mental en los empleados. Para ello tendrá que tener en cuenta factores de riesgo psicosocial y factores protectores que pueden ser tenidos en cuenta como recursos.
Por supuesto, debe incorporar de manera explícita dicha estrategia a la cultura empresarial, salvaguardando la armonía entre ambas.
3. Ejecutar las decisiones tomadas respecto a la salud laboral
Una vez tomadas ciertas decisiones, lo coherente es implementar y evaluar esa estrategia de manera continuada, movilizando los recursos que sean necesarios para ello.
Por ejemplo, el asesoramiento externo a los directivos y responsables de recursos humanos a cargo de psicólogos expertos sobre la mejor manera de proteger la salud mental de los empleados en esa empresa en concreto y la inclusión de herramientas terapéuticas a diferentes niveles como parte de los beneficios sociales o salario emocional.
En este sentido, las empresas no están solas y muchas ya cuentan con algún tipo de programa orientado a potenciar el bienestar psicológico de sus trabajadores o se plantean la posibilidad de incluirlo entre los beneficios sociales al servicio de la plantilla.
Ifeel cuenta con un programa de bienestar mental para empresas diseñado especialmente con dos objetivos. El primero proporcionar a los trabajadores el apoyo psicológico que necesitan a través de nuestra plataforma online, de manera cómoda, confidencial y ajustada a sus necesidades. El segundo es acompañar de manera continuada a los responsables de recursos humanos en su formación sobre aquellos aspectos psicosociales que pueden influir en la salud mental de sus equipos, de modo que puedan minimizar factores de riesgo y potenciar factores protectores al respecto.
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