5 errores que comete un líder y que debes evitar

Dirigir equipos no es sencillo y existen muchos errores que comete un líder en el camino de llegar a serlo. A poco que bucees por internet encontrarás cientos de artículos sobre liderazgo. Te adelantamos desde, ya que los que más abundan son aquellos que profundizan en las virtudes del líder, es decir, en aquellas características que la persona que aspira a liderar un equipo debe poseer y potenciar. En efecto, lo que vas a leer son, en la mayoría de ocasiones, maravillosas descripciones de héroes, santos y seres sobrenaturales a quienes no queda más remedio que idolatrar… y que nadie sabría identificar con aquellos que se supone que son, en teoría, sus líderes. 

Dirigir lo hace cualquiera con un mínimo de autoridad, es algo que carece de todo misterio y no requiere habilidades especiales para llevarse a cabo. Liderar, en cambio, es diferente. No requiere solo hacer cosas, sino saber hacer bien esas cosas. Dirigir es dar órdenes a personas, aunque muy no crean en ellas. Liderar es conseguir que las órdenes tengan sentido y sean obedecidas de buen grado.

Una mala noticia es que “líder” no siempre es sinónimo de buena persona, aunque aún sigo creyendo que cuanto peor persona se es, peor se lidera. Además, la presencia del líder tampoco garantiza el éxito del grupo, de hecho la historia está plagada de líderes portentosos con demostrada eficacia para llevar a sus seguidores al desastre absoluto.

Que el equipo no se queje no quiere decir que esté contento. Confundir una cosa con la otra es un error

Sin embargo, también está sobradamente demostrado que, dejando a un lado el éxito y la bondad, la ausencia de un buen líder empobrece el rendimiento de aquellos que se supone que tienen que ser dirigidos. Es decir, no contribuye a aumentarlo. Eso, como ya habrás adivinado, hace que las probabilidades de éxito o de mejorar la productividad caigan en picado.  

Como psicólogos modernos que somos, en ifeel somos partidarios de potenciar los recursos y celebrar las virtudes, por ejemplo, las que dan lugar a un liderazgo óptimo. Si quieres conocer más al respecto, descarga esta guía para impulsar un liderazgo basado en fortalezas.

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No obstante, también somos conscientes de las limitaciones de los seres humanos y tratamos de asumirlas. Por eso, porque sabemos que hacer lo que SÍ hay que hacer puede resultar demasiado difícil, vamos a empezar dejando claro lo que seguro no hay que hacer, es decir, los errores que comete un líder o alguien que pretende comportarse como tal. Al fin y al cabo, a veces basta con no hacer lo que no se debe hacer para quedar como todo un señor o una señora.  

errores que comete un líder

5 errores que comete un «líder»

1. Ingenuidad, pecado mortal

Algunos aspirantes a líder cometen este pecado, llevados por su inexperiencia, su falta de capacidad para profundizar en las interacciones sociales o, directamente, su irresponsabilidad. La ingenuidad quiere decir que confías ciegamente en la validez de lo que ves. Este defecto toma frecuentemente la forma de un error de atribución que te puede llevar a cometer grandes desastres. ¿Cuál es ese error de atribución? Muy sencillo: confundir las apariencias con la realidad, creyendo que lo que ven tus ojos —o lo que interpreta tu cerebro— es la realidad. Esto se debe a que estás en plena conexión contigo, pero te has desconectado del exterior, es decir, te has desconectado de tu equipo.

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Sentimos aguarte la fiesta, pero que los remeros de tu barco sonrían y haya un ambiente correcto a bordo no quiere decir que estén encantados de la vida. Que se hablen bien entre sí no quiere decir que se caigan bien. Que no se quejen de algo no quiere decir que estén a gusto con ese algo. En definitiva, que asientan no quiere decir que estén de acuerdo. Esto no significa que vuestro espacio de trabajo sea una distopía donde nadie puede fiarse de nadie, pero no confundas esto con que todo lo que reluce es oro o jamás podrás liderar de manera óptima a las personas que tienes alrededor. En resumen: no te confundas, la chatarra también reluce con el agua y los rayos de sol, pero sigue siendo chatarra.

2. Falta de ejemplaridad

Sabemos que todo líder que se precie debe ser un modelo inspirador para el grupo que aspira a dirigir. Lo malo es que no se puede ser el modelo inspirador de nada si no se predica con el ejemplo. Las muestras de este fallo —lamentablemente frecuente— son muy obvias: no puedes pretender que tus subordinados valoren la puntualidad si tú siempre llegas tarde, que se pongan elegantes para ir a la oficina si tú vas en chandal, o que traten con delicadeza la mercancía si tú la manejas como si fueran baratijas. Recuerda, si líder es igual a modelo, entonces quien tiene que ponerse las pilas en primer lugar eres tú… o lo único que inspirarás será el mal ejemplo. 

3. Arrogancia es desaprovechar el talento 

El buen líder no es aquel que lo sabe todo, sino aquel que sabe sacar el máximo provecho —para todos los implicados— de lo que saben todos los implicados. Lo malo es que a veces tener las ideas muy claras y querer seguir en línea recta la trayectoria que nos hemos marcado nos puede llevar a pensar que la razón está solo de nuestro lado. Esto significa que hemos olvidado algunas de las mayores virtudes que puede tener un ser humano: admitir lo que no sabe, identificar a quien sí lo sabe y dejarse asesorar por esa persona. Porque liderar no es saberlo todo, liderar es explotar las ideas más brillantes del equipo.

En resumen. Un líder no tiene que ser un experto en su producto, sino un experto en rodearse de expertos en su producto y conseguir que colaboren aportando su sabiduría. No seas arrogante, aprovéchate del talento ajeno. Tienes a los expertos a tu lado, tres mesas más allá, a un par de clics en tu correo electrónico. Escúchalos y todos progresaréis más rápido. Será genial.

4. Mentir está muy feo

Papá y mamá nos enseñaron un instrumento muy hábil para la vida en sociedad: las mentiras piadosas. De cuántas nos han librado, ¿verdad? Cuánto sufrimiento e incomodidad han ahorrado a tantas personas. Pero cuando son piadosas. Mentir descaradamente, por sistema y sin necesidad no es piedad, es antiliderazgo.  

Nadie es perfecto, todos cometemos errores de cálculo y a veces nos venimos arriba prometiendo. Tampoco nadie es adivino: nuestras predicciones optimistas sobre el futuro son intuiciones que demasiadas veces se basan al 1% en datos y al 99% en nuestro deseo romántico de que las cosas vayan bien. Conocer esto es el primer paso para no engañarnos ni engañar, para no decir aquello que no es cierto si sabemos que no es cierto. En Parque Jurásico aprendimos que la vida se abre camino a pesar de las alambradas electrificadas. En el trabajo aprendemos que la verdad se abre camino a pesar de las alambradas electrificadas, de las promesas no cumplidas y las predicciones mal fundamentadas.

Cuando se llega a este punto, la desconfianza que se genera es tan tóxica como tener un barril de uranio enriquecido soltando vapores en medio del despacho. Ningún buen líder llega a serlo mintiendo indefinidamente a sus miembros. Recuérdalo. 

El buen líder no tiene la arrogancia de desperdiciar el talento ajeno, sino la inteligencia de explotarlo

5. Liderar no es soltar eslógans 

Pensar que liderar es repetir frases sobre liderazgo es un error que te llevará a la mazmorra de los líderes. Aunque a veces nos olvidamos, la gente saca sus conclusiones sobre los mensajes que recibe, aunque no los revele en voz alta. Por eso puedes colar un refuerzo positivo barato un par de veces, cierto, pero no doscientas veces. Piensa que incluso la persona más complaciente sabe distinguir cuándo le estás metiendo con calzador, un eslogan que leíste hace poco en la revista del avión y cuándo estás intentando inspirarla/motivarla desde la autenticidad. Optar por lo segundo irá siempre a favor de todos. Optar por lo primero es uno de esos errores que comete un líder que todavía está en desarrollo.

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Si solo te limitas a evitar los errores que comete un líder no te convertirás en el gran líder para tus subordinados, aunque seguro que evitarás grandes desastres para el clima laboral de tu compañía.

Es un comienzo. Para todo lo demás, lo mejor es que contactes con ifeel y solicites más información sobre el programa de bienestar emocional para empresas que han diseñado nuestros psicólogos expertos y que proporcionará a tus managers de recursos humanos el apoyo que necesitan para potenciar de manera sostenible el rendimiento de tus trabajadores.

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