¿Te toca compartir equipo con el típico compañero trepa pero todavía no tienes muy claro si calificarlo de esta manera? En este post intentaremos trazar un retrato robot de este tipo de trabajadores para evitar que nos embauquen.
A no ser que nos tomemos nuestro trabajo como algo estrictamente alimenticio y carezcamos de la menor ambición profesional, todos tenemos un cierto deseo -aunque sea pequeño- de progresar en nuestras carreras profesionales. Queremos mejorar nuestras condiciones de trabajo y, por supuesto, nuestro estatus y prestigio.
Sin embargo, existe un tipo de trabajador especial al que todos conocemos y que se toma su legítima ambición por ascender y progresar como se plantea un corredor de cien metros lisos su llegada a la meta, o como un conductor de Fórmula 1 cuando se pone al volante de su bólido.
Es el compañero trepa, esa persona que intenta ganar posiciones dentro de su empresa, o de una empresa a otra, sin que le importe mucho o nada el precio social o afectivo que tenga que pagar para ello. Tampoco suele preocuparle demasiado si reúne o no los méritos suficientes para alcanzar el puesto al que aspira en un momento dado.
¿Cómo de antisocial es el compañero trepa?
Relativamente. Tanto si lo disimula mucho o bien como si lo disimula poco o mal, el compañero trepa da poca importancia a forjar vínculos honestos, positivos y sólidos con sus compañeros, excepto en algunos casos. Se trata de una cuestión de prioridades.
En efecto, que tenga “demasiada” prisa por ascender no quiere decir que no genere esos vínculos o que carezca de las más mínimas habilidades sociales (hay trepas muy torpes socialmente y otros que son realmente hábiles en la interacción).
A no ser que sea una persona mentalmente muy desequilibrada, un compañero trepa no deja de ser una persona con sentimientos y capacidad para tener afinidad con otros individuos. Tampoco deja de ser una persona vulnerable como cualquier otra. Por eso necesita tejer una red de alianzas en sus relaciones en el trabajo para impulsarse en su carrera y construir planes B, por si los planes A no salen bien a la primera.
Lo que ocurre, simplemente, es que el compañero trepa tiene sus prioridades y la primera de ellas es ascender sin importar (excesivamente) el precio. Lo demás puede esperar.
Así funciona el compañero trepa
Lo habitual es que recorramos nuestra trayectoria profesional como si fuera un camino que pisamos a diferentes velocidades, a medida que nos vamos adaptando a las características de ese camino. Adaptando, no arrasando con ellas.
De este modo, el camino por el que discurre nuestra carrera profesional a veces se pone cuesta arriba, o pedregoso, o lleno de barro, y asumimos que tenemos que avanzar más lentamente en nuestra trayectoria. Otras veces hace buen tiempo, vamos cuesta abajo, estamos en buena forma y avanzamos a muy buen ritmo, quemando etapas más rápido de lo que cabría haber esperado.
Sin embargo, el compañero trepa se caracteriza por llevar la idea del buen ritmo a otro nivel, siguiendo otro tipo de metodología para trazar su carrera profesional: lo suyo es la escalada pura y dura, como si se impusiera la premisa de que cuanto más arriba llegue en el menor tiempo posible, mejor… sin importar los cadáveres que vayan quedando por el camino.
Al fin y al cabo, la escalada es una manera de adaptarse al ecosistema laboral y, además, un método para forjar una carrera profesional llegando a las metas que uno se propone a través de atajos. Hay caminos más razonables, previsibles y ajustados a nuestras características de cada momento, pero también son más largos y lentos de recorrer y el compañero trepa no suele escogerlos.
Cómo detectar al trepa del trabajo
1. Tiene un ritmo ágil y, por momentos, frenético
El ritmo al que funciona el compañero trepa es rápido, la velocidad con la que desea posicionarse, consolidarse y ascender dentro de una empresa o yendo de puesto en puesto de manera estratégica es alta. No puede despistarse ni conformarse: los puestos de trabajo son trampolines para llegar más alto en menos tiempo. La alta velocidad con que avanza profesionalmente es su característica.
2. Tiende a acaparar
En relación con lo anterior está su estilo de trabajo, marcado por el ansia por acaparar tareas, responsabilidades, atención y reconocimiento, por lo que reacciona negativamente cuando no lo consigue. El compañero trepa se implica intensamente en el trabajo, como si lo fuera a “heredar”, pero eso no quiere decir necesariamente que sea muy buen trabajador. A menudo disfraza con abnegación lo que en realidad es afán de control y deseo de ofrecer una imagen de máxima eficiencia para que además, con un poco de suerte, su estilo contraste con la falta de implicación de sus compañeros.
3. Quiere quedar por encima
El compañero trepa deja poco espacio al otro: a las ideas del otro, a las opiniones del otro, a que brille el otro. Tiende a eclipsar los resultados de sus compañeros o, incluso, a deslegitimarlos, disimulada o indirectamente, ya sea de manera pasivo-agresiva o de frente. Lo importante es que prevalezca su punto de vista: mientras eso suceda, todos tan amigos.
4. El éxito lo es “todo”
Su realización personal se alimenta mucho de su faceta profesional en general y, en particular, del éxito y el reconocimiento profesional. Esto, en principio, no los hace especiales. Como hacen tantas otras personas, el compañero trepa también busca el estatus profesional como una forma de autoafirmación. Lo que lo diferencia del resto de personas es que lo necesita de tal manera que para lograrlo está dispuesto a sacrificar otras facetas de la vida, relacionadas con las relaciones interpersonales, los afectos, las sanas alianzas, la amistad en el trabajo, el compartir espacios con los demás. Se muestra más frío respecto a eso que respecto a la posibilidad de ascender.
5. Sin tiempo que perder
Como hemos indicado, el compañero trepa es profesionalmente impaciente. Es ansioso, acaparador y rápido porque no tiene tiempo que perder y trata de aprovechar cualquier atajo que se presente en su trayectoria profesional para avanzar sin el desgaste que provoca la espera. Podríamos decir que, a nivel profesional, le cuesta esperar su turno.
6. Su amabilidad está condicionada
Su generosidad es más instrumental y utilitaria que honesta. El compañero trepa no puede avanzar por sí solo (ningún ser humano puede hacerlo en ningún ámbito de la vida). Necesita forjar una mínima red de afinidades y alianzas para poder impulsarse, adaptarse al entorno y disimular algunas de sus actitudes de trepa.
Eso le lleva a ser muy amable, generoso y solícito con algunos de sus compañeros. A veces, cuando tiene pocas habilidades como trepa, cae en el error de adular a los demás -es decir, elogiarlos exageradamente, hacerles la pelota- para ganarse su confianza y simpatía.
Aunque no siempre practique sus tácticas con habilidad, el compañero trepa sabe perfectamente que en ciertos tipos de entorno laboral es mejor hacer favores que deberlos, por eso no le importa ayudar a los demás incluso sin que estos se lo pidan o sin que estos lo necesiten: es una manera de caer en gracia y que en el futuro se le deba lealtad.
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