negatividad contagiosa en el trabajo

¿Cómo manejar la negatividad contagiosa en el trabajo?

La negatividad contagiosa en el trabajo tiene que ver con lo que se conoce como “contagio emocional”. Es una manera simplificada de señalar un proceso comunicativo muy complejo que ocurre frecuentemente entre las personas: la transmisión mutua de los estados de ánimo, o la influencia que el estado de ánimo de los otros (y su expresión a través de gestos, posturas, palabras) tiene en nosotros, y viceversa. 

El riesgo de la negatividad contagiosa en el trabajo

A no ser que estemos muy encerrados en nosotros mismos, absortos en nuestros pensamientos o en nuestro propio estado interior, todos estamos siempre expuestos a que los demás nos influyan emocionalmente, también a través de la negatividad contagiosa en el trabajo

La actitud, expresiones verbales y no verbales, la gestualidad de las personas que nos rodean, y que son la manifestación de sus emociones y sentimientos, nos impacta. A las demás personas les ocurre lo mismo: de alguna manera están receptivas a captar lo que nos ocurre, aunque no sepan qué es exactamente o no sean conscientes, y verse influidas por ello. 

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negatividad contagiosa en el trabajo

Un intercambio emocional normal

Este intercambio emocional es completamente natural e inevitable. En cierto sentido, es un logro evolutivo que hemos desarrollado dentro de nuestro repertorio de habilidades comunicativas y relacionales. ¿Por qué? Porque resulta muy útil para convivir y adaptarnos al entorno que todos tenemos que compartir. 

Es decir, ser mutuamente permeables a nuestras respectivas emociones es bueno para nuestra supervivencia. Imagina que no fuéramos capaces de captar -incluso sin darnos cuenta- parte del mundo emocional del otro y movilizarnos por dentro, es decir, conmovernos en función de eso. Imagina que al otro le sucediera lo mismo cuando nos tiene delante. ¡Funcionaríamos como robots! Seríamos incapaces de advertir las necesidades del otro, ayudarle o alejarnos de él si es lo que conviene y nuestras relaciones serían tremendamente pobres. 

Los seres humanos tenemos muy desarrollada esta capacidad. Tanto que, en ocasiones, además de captar las emociones de los otros, nos “contagiamos” del estado emocional ajeno, como ocurre con la negatividad contagiosa en el trabajo: cambiamos nuestro estado emocional apropiándonos de las emociones que siente el de enfrente. Es decir, adoptamos la emoción del otro sin decidirlo, desearlo o poder evitarlo. Hay personas más permeables a que esto ocurra y otras menos influenciables en este sentido, pero a todos nos sucede en cierta medida. 

Este fenómeno que, de manera un tanto coloquial, llamamos “contagio emocional”, sucede tanto con las emociones negativas (aquellas que experimentamos como desagradables) como el miedo, la rabia o la tristeza, y también con las positivas (aquellas que son agradables de sentir) como la alegría, la ilusión o el orgullo.

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Sufrir o disfrutar la influencia de los demás 

A veces nos sentimos raros simplemente porque los demás “nos cambian el paso” con sus propias emociones. Puede ser para bien y para mal. Es como si dijéramos “Yo he llegado a la oficina tan contenta y de repente me he venido abajo con este mal rollo que he visto”, lo que sería un claro ejemplo de negatividad contagiosa en el trabajo. También puede suceder lo contrario: “He venido muy desanimada, pero veros tan contentos me ha ayudado a venirme arriba”. 

Gracias a esta capacidad, podemos llegar un día tristes o desanimados al trabajo, pero absorber el entusiasmo u optimismo de quienes nos rodean y atenuar nuestra melancolía. Por desgracia, podemos estar contentos en la oficina, o neutros, y la actitud quejosa, irascible o impaciente de un compañero o jefe puede empezar a apagarnos o crisparnos

A menudo actuamos -o nos activamos interiormente- por un mecanismo de imitación bastante automático, o bien nos vamos identificando poco a poco con las emociones del otro por el mero hecho de estar expuestos a ellas, captándolas y procesándolas aunque no lo queramos. 

Contagio emocional y clima laboral

Lo cierto es que hay personas que actúan como un auténtico fuelle emocional para el equipo, de tal manera que tienen la capacidad de insuflar emociones en los otros y modular el clima laboral tanto en positivo como en negativo. Este aspecto de las dinámicas psicológicas dentro del trabajo es de especial relevancia cuando se quiere fomentar una comunicación saludable entre compañeros o entre jefes y subordinados.

Muchas veces esto es inevitable, sobre todo cuando el otro expresa sus emociones de manera intensa y continuada y, además, nosotros ese día o con esa persona, o con esa emoción en concreto, estamos especialmente receptivos. 

Responsabilizarnos de nuestra expresión emocional

Por supuesto, cuando la transmisión mutua de estados de ánimo se refiere a emociones positivas, todo el mundo está contento y agradecido, pero la cosa se complica con las emociones negativas. 

Si esto ocurre, es importante que todos tomemos medidas para no contribuir a generar un clima laboral negativo y que todos nos veamos perjudicados. Es decir, debemos tomar responsabilidad sobre nuestras emociones, especialmente aquellas que por su carga negativa o desagradable pueden afectar a los demás para mal. 

A veces, si son muy intensas o estamos muy obcecados con ellas, no podemos regularlas del todo y hacer que desaparezcan, pero normalmente sí podemos moderar un poco cómo y cuánto las expresamos para que los demás no absorban toda esa “energía” emocional y se genere un mal ambiente en la oficina. 

5 consejos para amortiguar el contagio emocional en el trabajo

1. Hacer conscientes nuestras expresiones emocionales

Tomar conciencia no solo de cómo nos sentimos (la emoción en sí) sino también de cómo lo expresamos hacia fuera. Si nuestras emociones son positivas, pueden contribuir a generar un buen ambiente, pero, si son negativas, afectarán a los demás y ellos no tienen la culpa. Tener confianza con los demás está bien, pero es importante no inundar el ambiente de trabajo con nuestro estado de ánimo. 

2. Diferenciarnos del otro

Que el otro se sienta mal no nos obliga a sentirnos mal también. Empatizar, ser pacientes, prestar apoyo o comprensión son elementos muy positivos para las relaciones entre compañeros de trabajo, pero dentro de unos límites que no nos dañen. Hay que saber contener la potencia con que me llega la emoción del otro. 

3. Poner las cosas en su contexto

En una palabra, relativizar. No dar a las emociones del otro más importancia de la que tienen, ni pensar que el otro tiene un problema grave solo por lo que interpretamos de sus expresiones, palabras o tono de voz. A veces sobredimensionamos las cosas y nos preocupamos por los demás más de lo que ellos necesitan. 

4. Puestos a interpretar, intentemos hacerlo bien

A veces damos por hecho que el otro está enfadado con un asunto y en realidad lo está por otro, o creemos que está triste cuando en realidad está preocupado, o pensamos que le preocupa algo y en realidad es solo que está físicamente cansado. Si tenemos confianza, podemos preguntarle si le preocupa algo o si hay algo que podamos hacer para que se sienta mejor: quizá eso nos dé información para no sobreentender lo que le ocurre y evitemos contagiarnos de la emoción equivocada. 

negatividad contagiosa en el trabajo

5. Tener paciencia con nuestras emociones y las de los demás

Las emociones humanas siguen su propia lógica y esta no siempre es controlable, previsible o comprensible con criterios objetivos. Las emociones surgen con más o menos razón para ello y también nos las transmitimos mutuamente sin que podamos controlarlo o decidirlo al cien por cien, como a veces sucede con la negatividad contagiosa en el trabajo. Si las comprendemos desde este punto de vista y les damos su lugar, acaban canalizándose hacia alguna acción que las vaya disolviendo sin que eso tenga más importancia para el equipo de trabajo. 

Mejorar el bienestar emocional en las empresas

Combatir la negatividad contagiosa en el trabajo es una tarea que puede pasarnos desapercibida en el día a día, pero que es fundamental tanto para evitar un ambiente laboral tóxico como para la cohesión de los equipos. 

En ifeel trabajamos para ello, nuestra misión es aumentar el bienestar laboral de los empleados y de sus empresas. Por eso queremos ayudarlos en el reto de generar entornos de trabajo agradables, en los que poder expresarse con autenticidad pero no de una manera invasiva para los demás.   

Con ese objetivo, nuestro equipo de psicólogos ha creado un programa de bienestar emocional para empresas. A través de esta colaboración, los managers de recursos humanos de tu empresa podrán recibir asesoramiento personalizado y basado en datos sobre cómo mejorar el bienestar psicológico de sus equipos. Por otro lado, este programa pone a disposición de los empleados un servicio completo de cuidado de su salud mental organizado en diferentes niveles según sus necesidades. Prueba ahora nuestro programa para que puedas ver cómo podría ayudaros.

Si quieres conocer mejor tu mundo emocional, pásate por nuestra sección de Recursos, donde encontrarás Podcasts y Webinars sobre diferentes temas (como, por ejemplo, qué es la experiencia del empleado), Guías para Recursos Humanos o Entrevistas con cargos importantes de RRHH. Echa un vistazo también al webinar que organizamos sobre cómo cuidar el clima laboral en el entorno de trabajo.  

Nueva llamada a la acción

Además, tendrás acceso a una Plantilla de Factores de Riesgo Psicosocial, que os servirá para cumplir con los requisitos de la Inspección de Trabajo.  

Esperamos que este post sobre la negatividad contagiosa en el trabajo te haya dado buenas ideas para facilitar el cumplimiento de tus tareas, y te invitamos a conocer más sobre la inteligencia emocional en este artículo. Contacta con nosotros para conocer mejor cómo funciona nuestro programa de bienestar emocional para empresas. Solo tienes que escribirnos y te responderemos lo antes posible.

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