La capacidad de liderazgo de una persona es uno de los aspectos más importantes a la hora de lograr que un equipo de trabajo avance en la consecución de los objetivos que se plantea y contribuir de este modo a potenciar la productividad de la compañía de una manera coherente y adecuada al bienestar psicológico de los miembros de la plantilla.
Aunque muchas veces nos esforzamos por encontrarlas, en realidad no existen recetas mágicas para convertirse en un líder de la noche a la mañana y tampoco hay una única manera de liderar un equipo de trabajo.
Sin embargo, aunque cada uno ejerza el liderazgo según su estilo particular y en función de las características del equipo que tiene a su cargo, todos los líderes tienen algunas cosas en común.
De este modo, el liderazgo es una cualidad que tienen aquellas personas que generan confianza y transmiten credibilidad, por eso no tienen que hacer grandes esfuerzos para que otros les sigan. Además, las personas que ejercen un correcto liderazgo lo logran porque sirven de ejemplo y punto de referencia para quienes las observan. Tienen un alto nivel de iniciativa y creatividad, resultan inspiradoras y sus indicaciones se acatan más desde el respeto a la autoridad que desde el miedo al autoritarismo.