Aunque a veces observamos el mundo laboral como un espacio deshumanizado, en realidad nada hay tan típicamente humano como una empresa: motivación, relaciones interpersonales, vocación, cooperación y competitividad, desarrollo personal, uso del tiempo, entrenamiento de habilidades y adquisición de nuevos aprendizajes…
Las organizaciones pueden dejar que todos estos temas, y muchos más, influyan de manera espontánea en el día a día de la plantilla, dejando que sigan su curso sin intervenir en ellos para mejorarlos ni sacarles el máximo partido. Es una opción legítima pero no es la más útil para la empresa por una razón muy sencilla: no es útil para las personas que la forman.
Por tanto, en lugar de hacer como si el factor humano no existiera, ¿por qué no abrirse al campo de la psicología para empresas con el objetivo de cuidar de ese factor y mejorar así la cuenta de resultados?
En efecto, la manera más eficiente de enfocar los aspectos humanos que se ponen en juego en el ámbito laboral es, precisamente, el de la psicología para empresas. De este modo, cualquier compañía puede beneficiarse de los conocimientos que los psicólogos profesionales y especializados en el ámbito laboral han desarrollado a lo largo de las últimas décadas y que tienen un único objetivo: cuidar el bienestar psicológico de los trabajadores como estrategia básica para potenciar la productividad de una manera responsable y sostenible.