A menudo no somos conscientes de la importancia de visibilizar nuestra salud mental y las consecuencias que tiene desconocer los problemas en este ámbito.
Lo hemos podido ver recientemente en una película. ¿Su argumento? Chico conoce a chica. Chica un poco intensa seduce a chico. Chico se enamora perdidamente de chica. Chica tiene una enfermedad mental.
Y a partir de aquí se desarrolla el enloquecido argumento de uno de los últimos éxitos del cine español: la película Loco por ella, dirigida por Dani de la Orden y protagonizada por dos de los intérpretes del momento, Álvaro Cervantes y Susana Abaitua.
Cuidado, no es que lo de “enloquecido” se nos haya colado a modo de juego de palabras facilón. Es que la historia de Adri y Carla transcurre a toda pastilla (literal) entre las calles de Barcelona y las instalaciones de un centro para personas con trastornos psiquiátricos. En ese caserón Adri se interna voluntariamente para poder reencontrarse con la chica que le ha robado el corazón y, ya de paso, se sumergirá en un mundo completamente desconocido para él y que cambiará su visión de los seres humanos para siempre.
Dejamos aparte el capítulo de la crítica cinematográfica o del rigor con que Loco por ella retrata la realidad de algunas patologías mentales severas. Mejor que veas la peli y saques tus propias conclusiones. Lo que sí podemos destacar es la importancia que tiene el hecho de que los problemas serios de salud mental encuentren en el cine nuevos referentes y maneras de representarse, aunque a veces algunos mensajes puedan estar distorsionados por exigencias del guion.
A partir de ahí, queremos compartir 7 cosas sobre las personas que tienen una enfermedad mental grave y que podemos observar a través de Loco por ella:
1. Las personas con problemas de salud mental no siempre tienen asociado un déficit de inteligencia. Muchas de ellas tienen una inteligencia normal aunque a veces quede nublada por los síntomas de su patología y eso les impida en algunas ocasiones utilizarla para comportarse de manera adaptativa.
2. Las personas con enfermedades mentales graves tienen familia: parejas, hijos, hermanos, padres. No vienen de la nada ni están en la nada, sino que pertenecen a redes sociales que también se ven afectadas por los síntomas de su ser querido.
3. Las personas con enfermedades mentales graves pueden forjar vínculos de amistad sinceros, auténticos y cooperativos. Es más, necesitan hacerlo, como cualquier otro ser humano.
4. Las personas que tienen una patología mental severa tienen sexualidad. No son ángeles sin deseos ni sentimientos. Les gusta lo que le gusta a todo el mundo y no debemos dar por hecho que no se enamoran, que no tienen orientación sexual o que no pueden disfrutar de su cuerpo o del de otros.
5. Las personas que tienen una enfermedad mental grave pueden mejorar inmensamente su estado de salud si reciben la ayuda adecuada. Los tratamientos psiquiátrico y psicológico, además de los afectos y las relaciones, contribuyen a su buen funcionamiento e integración.
6. Las personas con patología mental severa sufren el estigma de tener una enfermedad que las hace parecer peligrosas, egoístas o incapaces. Poder participar de la vida social mejora su calidad de vida y las da a conocer como realmente son.
7. Las enfermedades mentales graves no se curan con amor, pero sí se cuidan con amor y, como hemos dicho, con un tratamiento profesional adecuado.
La importancia de visibilizar nuestra salud mental y sus problemas
Nunca llegamos a conocer el mundo interior de las personas con una enfermedad mental grave. Recordemos esto antes de juzgarlas o deslegitimar lo que les ocurre a ellas y a sus familiares.
La patología mental nos puede afectar a nosotros en primera persona. Medicalizar sin motivo nuestra vida no es un buen enfoque, pero si lo necesitamos, debemos naturalizar el hecho de ir al psicólogo y al psiquiatra y confiar en el trabajo que realizan. Requerir esa atención profesional en un momento dado o durante toda nuestra vida no es ninguna vergüenza. La protección de la salud mental y visibilizar la importancia de su cuidado es un tema importante y no debemos permitir que se oculte o se estigmatice.
Por otro lado, aunque a veces llegamos a creérnoslo, ser familiares o amigos de una persona que tiene diagnosticada una patología mental no nos convierte en superhéroes. Sin embargo, tampoco tenemos que limitarnos sentir que no hay nada que podamos hacer por ellas o para nosotros mismos.
En definitiva, no siempre es fácil convivir con las personas que sufren estos problemas. Lo importante es conocer en qué consiste la enfermedad y ser capaces de observar a la persona completa que existe detrás de un diagnóstico.
Si este proceso se te hace cuesta arriba, por ejemplo por tener que acompañar, cuidar o convivir con una persona que tiene una patología mental severa, es importante que tomes responsabilidad sobre tu autocuidado, que des importancia también a tu propia salud mental. Pide ayuda profesional siempre que lo necesites. Los psicólogos estamos aquí para acompañarte con ello.