Iniciar un tratamiento o darnos un tiempo entre un tratamiento y otro es una de las dudas que más surgen cuando las parejas afrontan un proceso de reproducción asistida para ser padres. ¿Qué es mejor, esperar o no esperar para empezar un nuevo tratamiento?
La respuesta correcta a esta pregunta es sencilla y compleja a la vez. Depende de lo que sea mejor para vosotros. Es importante que tengáis en cuenta dos aspectos a la hora de tomar la mejor decisión para vuestro caso.
El primero es la recomendación que os haya dado vuestro ginecólogo. Escuchad su opinión con detenimiento y, una vez tengáis toda la información necesaria, decidáis lo que decidáis para vosotros estará bien.
El segundo aspecto es valorar cómo os encontráis a nivel emocional. Esto depende de las experiencias que hayáis vivido en los últimos tratamientos, del tiempo que llevéis en el proceso de reproducción y de otros aspectos de vuestra vida que puedan afectar al estado de ánimo. ¿Os sentís con fuerza, conectados, seguros, esperanzados…?
A continuación te damos algunos consejos, que esperamos que te ayuden a tomar esta decisión tan importante y personal.
Pide consejo a tu ginecólogo
Una vez finalizado uno de los intentos de reproducción asistida, por ejemplo una Fecundación In Vitro (FIV), tu ginecólogo te indicará cuándo podéis comenzar de nuevo. Se trata de una recomendación ajustada a vuestro caso. Escuchad en vuestro interior y si tenéis dudas, hablad con libertad de cómo os sentís para que podáis explorar juntos las diferentes opciones.
No te culpes por cómo te sientes
Probablemente ya hayas oído la recomendación estrella ante un nuevo intento: “¡Relájate!”. La realidad es que conseguir el embarazo no depende de tu estado emocional. Eso sí, cuanto mejor te sientas, más fácil será para ti afrontar las fases del tratamiento de reproducción.
Olvídate de la culpabilidad por estar nerviosa, estresada, triste o de cualquier otra manera. La fecundación y la implantación ocurren a nivel físico. Siguiendo las recomendaciones de tu ginecólogo durante el tratamiento ya estás haciendo todo lo posible.
No intentes imposibles
Al empezar el camino que os llevará a ser padres os sentís cargados de ilusión y fuerza. Esa energía se puede ir perdiendo poco a poco. Puede que, incluso, dejéis de prestar atención a otros proyectos como el trabajo, las relaciones sociales o la relación de pareja.
En la medida de lo posible, es importante no perder el norte durante la reproducción asistida. Piensa que el hecho de que prestes atención a otros aspectos de tu vida no hará que te olvides de ser madre o padre. Si ya estás haciendo todo lo posible para conseguirlo, ocuparte también de lo demás puede darte un respiro.
Cuídate
Aquí no nos referimos a que mejores tu alimentación y practiques ejercicio. Eso ya lo tienes presente desde el inicio. Nos referimos a que te cuides a nivel emocional. Estás pasando por una situación muy difícil, así que permite cualquier emoción que tengas y encuentra la manera de mimarte un poco.
Un abrazo de alguien cercano, un baño, un masaje, una comida apetitosa, un fin de semana rodeada de tus seres queridos, una actividad que hace tiempo deseas o un capricho. Cualquier cosa que elijas para mimarte te ayudará a coger fuerza para empezar el tratamiento.
Acepta que estás en una situación difícil
La infertilidad y su tratamiento nos caen como un jarro de agua fría. Aceptarlo no significa sentirse de maravilla con la idea de empezar un tratamiento de reproducción asistida. Significa que te has propuesto no perder las oportunidades que aparezcan en tu camino y que es normal y adaptativo que te sientas justo como lo haces.
Ya conocéis cómo funciona
Si no es el primer intento, ya conocéis el equipo, la clínica, las fases del tratamiento… Sabéis qué esperar en cada momento y a quién recurrir ante cualquier preocupación o imprevisto durante el tratamiento. El conocimiento que tienes ahora te ayudará a reducir la incertidumbre.
Elabora frases reconfortantes
Tanto si es tu primer tratamiento como si no, dedica un momento a escribir frases reconfortantes que puedan ayudarte cuando lo necesites. Puedes ponerlas en casa, llevarlas en el blog de notas del móvil, escribirlas en un diario o repetirlas internamente como un mantra.
Por ejemplo, “Lo estoy haciendo muy bien”, “Antes o después lo voy a conseguir”, “Estoy preparada”…
En resumen, pensad que este es el recorrido que haréis hasta vuestro hijo. No existen dos trayectorias iguales. Hay recorridos largos, cortos, con obstáculos, sin ellos… Lo importante es mirar hacia vosotros mismos y saber daros lo que necesitáis en cada momento mientras camináis hacia él.