síndrome de la vida ocupada

¿Tienes el síndrome de la vida ocupada?

Si hay un tema con el que la mayoría de la gente se identifica nada más oírlo es el llamado síndrome de la vida ocupada. ¿A ti también te pasa? Pues en este post vamos a hablar de lo que te ocurre realmente y por qué. 

Así llegamos al “síndrome de la vida ocupada”

Deseamos disponer de más tiempo para descansar de nuestras muchas ocupaciones, actividades y responsabilidades. Sin embargo, cuando tenemos más tiempo, lo utilizamos para llenarlo con más ocupaciones, actividades y responsabilidades que harán que volvamos a desear más tiempo para descansar de ellas. 

Queremos “estar a todo” y llegar a todo: al mail, a la agenda, al contenido de las reuniones, al cumplimiento de objetivos, al cuidado de nuestro ocio y salud, a los niños, a la pareja, a los amigos… Sin embargo, a la hora de la verdad, vivimos demasiadas situaciones en las que en realidad no llegamos a nada

A veces la sensación de padecer algo llamado síndrome de la vida ocupada se debe a la prisa con la que queremos hacerlo todo para poder ocuparnos de lo siguiente, picoteando en las actividades más que sumergiéndonos en ellas. En otras ocasiones el problema es la cantidad de cosas de las que tenemos que estar pendientes en un espacio de tiempo demasiado corto como para que podamos captarlas, atenderlas o experimentarlas con detenimiento o profundidad. 

El resultado es que caemos en una sensación de insuficiencia y nos angustiamos pensando que nuestro rendimiento no basta, nuestra concentración no da para más o que nada de lo que hacemos para sentirnos llenos nos llena, sino que nos carga. 

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Nos desgastamos, estamos ausentes de lo que tenemos que hacer, nos cuesta concentrarnos, pensar, conectar con lo que tenemos que conectar y desconectar de lo que tenemos que desconectar. ¿Qué nos ocurre?

síndrome de la vida ocupada

¿Existe de verdad el síndrome de la vida ocupada? 

Desde hace años se habla del síndrome de la vida ocupada, a partir de los trabajos al respecto realizados por el CPS Research de Glasgow. Esta expresión viene a completar todo lo que ya sabemos, decimos y, desde luego, experimentamos, sobre la vida acelerada, exigente y estresante que llevan muchas personas

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Esto se agudiza especialmente en entornos urbanos y tiene causas y consecuencias especialmente vinculadas al ámbito laboral. Multitarea, estrés, falta de atención, sobrecarga, son aspectos que afectan seriamente al rendimiento laboral, la motivación y el clima laboral, y pueden dar lugar -entre otros factores- a cuadros de burnout en ciertos trabajadores especialmente vulnerables.

Incluso aunque no lo describan con estas palabras, los responsables de recursos humanos prestan cada vez más atención a fenómenos de este tipo, conscientes de sus implicaciones respecto a la prevención de riesgos psicosociales en las empresas. 

No es un verdadero trastorno mental 

Desde el punto de vista sociológico se habla del síndrome de la vida ocupada como un estilo de vida. Desde un punto de vista sanitario, mal enfocado, se habla de enfermedad. De hecho, hablar del síndrome de la vida ocupada como de una “enfermedad” no es correcto, dado que esta expresión no corresponde a una etiqueta diagnóstica oficial: a pesar de que se basa en algunos estudios, eso no quiere decir que deba ser entendido como un trastorno mental oficialmente aceptado. 

No obstante, quien más y quien menos, todos somos testigos o protagonistas en primera persona de una permanente sensación de estar muy ocupados y de la sobrecarga a nivel de bienestar psicológico que eso supone. 

Consecuencias en la atención y el rendimiento

Los creadores de la expresión síndrome de la vida ocupada hacen mucho hincapié en las consecuencias de la hiperestimulación y la actividad excesiva en la memoria, ya que provocan olvidos, despistes y falta de concentración

Tiene sentido: si atendemos a varios estímulos a la vez la atención que podemos poner en cada uno de ellos es más superficial que si los atendiéramos de uno en uno durante el tiempo suficiente. Si no ponemos la atención adecuada entonces es difícil que nos demos cuenta de la información que contienen y, por tanto, la huella de memoria que dejan en nuestro cerebro es frágil. 

Resumiendo mucho, así es como el llamado síndrome de la vida ocupada nos lleva a tener más olvidos, despistes y dificultades para sostener la atención en un estímulo concreto que si viviéramos de forma más relajada, invirtiendo tiempo, atención e implicación de calidad en las diferentes tareas que emprendemos en nuestra vida cotidiana. 

¿El síndrome de la vida ocupada es útil?

Para analizar la cuestión hay que plantearse dos preguntas iniciales, que en realidad son la misma pregunta pero formulada de manera diferente. La primera se refiere a las causas del síndrome de la vida ocupada y la otra se refiere a sus efectos: ¿qué nos lleva a ocupar nuestra vida más allá de los límites de la salud psicológica?, ¿para qué nos sirve mantenernos constantemente tan ocupados?

Por tanto, adoptando una perspectiva psicológica podemos entender este supuesto síndrome, al menos, de tres maneras, compatibles y complementarias entre sí. 

1. Consecuencia psicológica de un problema social

Ver el síndrome de la vida ocupada como una consecuencia de vivir en un entorno altamente demandante que se convierte en entorno altamente estresante cuando, por diferentes motivos, no le ponemos un límite. 

2. Mecanismo de defensa

Entender el síndrome de la vida ocupada como un mecanismo de defensa ante diferentes circunstancias de nuestra vida, es decir, como una estrategia para afrontar esas circunstancias y adaptarnos a ellas, aunque tenga un alto coste a nivel de bienestar psicológico. Al fin y al cabo, mantenernos intensamente ocupados suele ser muy útil para no tener que conectar con asuntos de nuestra vida que nos desagradan. 

3. Un protector para nuestro ego

La soledad física, el silencio, la inactividad… pueden resultar muy amenazantes para nuestro equilibrio psicológico, especialmente cuanto menos nos familiarizamos con esas situaciones. Muchas personas las experimentan como algo desagradable, ya que cuando los “ruidos” exteriores se detienen, afloran pensamientos, conflictos o sensaciones con los que no estamos del todo cómodos y nos surge la necesidad de huir de ellos. A veces el problema es que, por diferentes razones, necesitamos sentirnos útiles y productivos y eso rara vez se consigue de una manera que no implique hacer algo. 

Por este motivo, muchas personas encuentran en su trabajo, con los añadidos de sus hobbies, “extraescolares”, vida social, etc. un mecanismo magnífico para regular su malestar y, por qué no, sentir que están en camino, que son eficaces, que tienen vidas útiles y plenas (a través de sentir que sus vidas están llenas de cosas o actividades). Llenarnos de actividades -y ejecutarlas más o menos bien- es un medio para sentirnos suficientemente estimulados: estar ocupados es estresante pero también gratificante, ahuyenta el aburrimiento, aporta sensación de actividad, vitalidad y eficacia. Tener mecanismos para regular nuestro malestar psicológico es saludable, a no ser que los llevemos al extremo y acabemos extenuados, o desconectados de nosotros mismos… y no siempre haciendo diana en el verdadero contenido de nuestro malestar

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Bienestar emocional para empresas

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Por otro lado, este programa ofrece a los empleados un servicio holístico de cuidado de su salud mental estructurado en diferentes niveles en función de sus necesidades. Este servicio incluye, si lo requieren, la terapia psicológica online con un psicólogo especializado en casos como el suyo. Prueba ahora nuestro programa para que puedas ver cómo podría ayudaros.

Esperamos que este post sobre el síndrome de la vida ocupada te haya resultado interesante. Si quieres más información sobre nuestro programa de bienestar emocional para empresas solo tienes que solicitarla y nos pondremos en contacto con tu equipo lo antes posible.

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