A lo largo de una relación de pareja pueden caernos encima bombas informativas de diferente tipo. Una de ellas puede estallarnos cuando -sin esperar nosotros nada de eso- nuestra pareja nos dice que es bisexual.
¿Cómo afrontar esta situación adecuadamente?
Depende de muchos factores. Por ejemplo, de la percepción que tengamos de haber sido engañados, porque eso incide directamente en el vínculo de confianza que tenemos con nuestra pareja.
Dicha confianza puede verse muy dañada por la sensación impactante de que, de repente, esa persona se ha convertido en una perfecta desconocida. Esa percepción puede ser menor o mayor, dependiendo de cómo sea la persona y de la presencia o no de señales que nos hicieran prever que algo como esto podía pasar.
En cualquier caso, tenemos que dar tiempo a nuestra pareja para que nos explique su historia y también darnos tiempo a nosotros para escucharla, entenderla y metabolizarla. Esto se puede hacer relativamente rápido o puede problemas de comunicación en la pareja, cada cual tenemos nuestros ritmos.
También podemos incorporar la idea de que, aunque enterarnos de que nuestra pareja es bisexual nos resulte algo impactante o difícil de entender, en realidad es un “avance” en la relación. El hecho de que nos revele este dato es un paso adelante en el vínculo de confianza, una apertura honesta que, en principio, se hace para una mayor comodidad de ambos a largo plazo.
Después habrá que ver qué consecuencia tiene eso en la relación, es decir, cómo gestionamos la reconstrucción de los destrozos que deje el bombazo.
Mi pareja dice que es bisexual: ¿cómo lo hablamos?
Es importante comunicarse con honestidad y franqueza para poder entender y acoger bien este hecho. Ambos miembros de la pareja tienen que saber a qué se refiere la persona cuando nos dice que es bisexual y por qué lo dice ahora y no antes.
También conviene que ambos entiendan sus reacciones legítimas (miedo, perplejidad, enfado, confusión, etc.) para que puedan renegociar juntos qué influencia tendrá esto en la relación. Esta comunicación implica tiempo, sinceridad, escucha, confianza y voluntad de entendimiento.
A veces nuestra pareja no ha hablado nunca explícitamente de su bisexualidad, pero ciertas señales nos hacen sospechar que quizá su orientación sexual y afectiva no es… exactamente la que nosotros pensamos. ¿Cómo abordar esta situación de una manera constructiva?
Sin atacar y sin acusar. También teniendo cuidado con las insinuaciones, ya que estas pueden ser interpretadas como un signo de desconfianza, un intento de sonsacar o un juicio de valor. Lo ideal -y lo más maduro- es ir de frente: en la medida de nuestras posibilidades, hablarlo abiertamente.
Esto no implica necesariamente preguntar las cosas a bocajarro: primero hay que contextualizar y tantear, pero desde la buena fe, no insinuando o haciendo comentarios pasivo-agresivos para comprobar si nuestra pareja es bisexual o no.
Una buena manera de “sacar el tema” podría ser comentar algo que se ha visto o leído acerca de la bisexualidad y que llamó la atención. Podemos preguntarle por su opinión al respecto y, a partir de ahí, ver cómo se desarrolla la conversación. Otra opción es preguntar si alguna vez ha sentido atracción o ha tenido alguna historia con alguien del género opuesto al de la pareja, o si se imagina teniéndolo.
Son un par de sugerencias, pero puede haber más. Ahora bien, si las sospechas ya generan malestar entonces no podemos quedarnos en los rodeos, sino que conviene abordar la situación de manera respetuosa pero directa.
Desterrar los mitos sobre la bisexualidad
Hay una tendencia a creer que una persona bisexual es alguien a quien le gusta “todo el mundo”, que podría tener una relación con “cualquier” hombre o mujer, que no sabe qué tipo de persona le gusta o a la que le atraen por igual los hombres y las mujeres. Todas estas son creencias bastante desajustadas de la realidad.
Lo cierto es que las personas bisexuales son aquellas que sienten atracción sexual y afectiva tanto hacia hombres como hacia mujeres, pero no tiene que ser en la misma proporción en un momento dado ni a lo largo de la vida, ni por cualquier persona. Tampoco son gente que no sepa lo que le gusta o que, como les gustan tanto hombres como mujeres, tengan una vida sentimental y sexual intensísima.
Como todos los mitos y prejuicios, lo mejor para combatirlos es la información, en lugar de hablar de lo que no se sabe. Para ello, naturalmente, hay que estar dispuesto a informarse, abierto a cambiar de opinión y abierto a la diversidad humana.
Las relaciones de pareja se enfrentan a diversos retos a lo largo de su ciclo vital y abordar el hecho de que nuestra pareja nos diga que es bisexual puede ser uno de ellos. Si esta es vuestra situación o estáis atravesando un momento que tiene que ver indirectamente con esto no os preocupéis: estas cosas pasan y se pueden afrontar. Lo importante es, siempre que sea necesario, hacerlo junto a un psicólogo profesional que pueda acompañaros en este camino para que toméis las mejores decisiones.
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