Hay una cosa que (casi) todo el mundo hace o ha hecho y (casi) todo el mundo tiende a negar: ligar -y lo que sigue- a través a las apps. Calma, aquí no vamos a sacarte los colores porque, al fin y al cabo, en ifeel somos muy de apps y también muy de ligar. Sobre todo, somos muy de lo que a cada cual le parezca genial para conocer gente… y hoy vamos a hablarte de ello
Eh, no pongas esa cara, las apps para ligar son para un psicólogo lo que una manada de cebras distraídas para una leona a la hora de la comida, ¡era solo cuestión de tiempo que este artículo se escribiera! En cualquier caso, a ti no va a interesarte mucho leerlo porque, al fin y al cabo, tú sigues ligando solo en persona, ¿verdad?
Ahora en serio, lo que queremos contarte es que las personas que sí utilizan las apps de ligoteo han entrenado una serie de habilidades a base de utilizar sus smartphones para encontrar alguien con quien hacer…manitas. Cierto, también han desarrollado más de una torpeza mientras lo hacían. Impaciencia, voracidad, confundir lo que pone en la pantalla con la realidad, descuidar sus modales y sobredimensionar la importancia de la imagen externa son algunos de los vicios en los que es fácil caer a medida que uno se hace asiduo a este tipo de aplicaciones.
Usar apps para ligar mejora nuestra capacidad para negociar lo que queremos y no queremos en el sexoSí, esos vicios darían para toda una tesis doctoral en varias facultades pero no nos amarguemos la lectura, de momento vamos a centrarnos en lo positivo.
1. Expertos negociadores
Dossie Easton y Janet Hardy explicaron en su mítico libro Ética promiscua que, como sucede en todas las profesiones, también las que tienen que ver con el sexo hacen que desarrollemos ciertas destrezas. De este modo, las autoras tomaron conciencia de que, gracias a su trabajo, las personas que ejercen la prostitución han afinado mucho su capacidad para negociar los términos y condiciones de sus relaciones sexuales profesionales, minimizando de este modo las improvisaciones y aumentando su capacidad para controlarlas y hacer valer su criterio sin aceptar imposiciones de la otra parte.
Evidentemente el sexo y el flirteo no son iguales dentro y fuera del trabajo sexual, pero en ambos casos exigen negociación. De este modo, como te habrán contado tus amigas, en las apps de ligoteo se establecen conversaciones que exigen negociar, aunque sea de manera provisional, cuándo, cómo y dónde tendrá lugar el primer encuentro así como cuál (y cuál no) es la expectativa para el mismo. Por tanto, el buen uso de estas herramientas nos obliga a poner en práctica nuestra asertividad -herramienta indispensable de toda negociación- y mejorarla cuando nuestro uso de apps es habitual. Según vamos puliéndola, nuestra capacidad para la negociación erótico-festiva se vuelve mucho más eficiente para todos los implicados.
2. Explotar más puntos fuertes
Cuando ligamos en directo la otra persona tiene acceso a una fuente de información inmejorable sobre cómo somos. Todos sabemos que nada sustituye a la presencia física, igual que nada resulta tan realista como el cara a cara. Sin embargo, no es menos cierto que, sobre todo en un primer encuentro presencial es probable que no tengamos oportunidad de mostrar nuestra mejor cara o todas nuestras caras buenas. A veces en directo no nos esperamos que ese encuentro ocurra, o no tenemos el día. No siempre brillamos a la primera todo lo que podríamos, por timidez, porque la discoteca no es nuestro hábitat natural, porque las distracciones del entorno nos deslucen o por vete a saber qué. En cambio, a través de una app, tranquilamente, con la seguridad que da no tener a la otra persona delante y gracias a los ritmos especiales que tiene la comunicación digital, podemos ofrecer una versión de nosotros más controlada sin perder realismo.
Idealmente el uso de la app debe ser algo provisional, un preliminar para el encuentro real (en persona), pero todo el mundo tiene derecho a aprovecharse de las ventajas de darse a conocer, aunque sea por el momento, a través de una pantalla. Claro que en el cara a cara se nos ve y se nos oye, pero la app permite -enviando fotos o permitiendo el acceso directo a nuestras redes sociales- mostrar más facetas de nuestra vida que no podríamos incluir en una primera conversación y que también dan una información muy valiosa sobre cómo somos. Insistimos: en algún momento habrá que dar el paso a lo analógico pero, ¿por qué conformarse con ofrecer una “cara” cuando podemos ofrecer muchas más?
3. Abrirnos a nuevas posibilidades
Si hay una utilidad que tienen las apps para ligar es que sirven como escaparate a un sinfín de posibilidades reunidas, sistematizadas y ordenadas de una manera que no es posible conseguir en la vida analógica.
De acuerdo, puedes entrar a una discoteca -o al salón de tu amiga el día que organiza un evento tipo cash converters para solteros– y encontrar también un gran despliegue de “potenciales” ligues… pero no nos engañemos: aunque ambos estén llenos de artículos fabulosos, es mucho más fácil encontrar joyones en el mostrador perfectamente perfilado de una boutique que en el cajón desbordado de un bazar después de que Aníbal haya rebuscado en él con sus elefantes. Traducción: la gente de las apps es la misma que la de la calle pero bien clasificada y con posibilidad de sacarla de la pantalla si restan en lugar de sumar.
Además, una de las ventajas de las apps para ligar es que, aunque cada una tiene un estilo más o menos determinado (lo cual atrae a un público más o menos determinado) en general son bastante heterogéneas en cuanto a sus usuarios porque, qué diablos, la sociedad también lo es. Eso te permite, sin prisas y a golpe de click, tener acceso al perfil de mucha gente y muy diversa. Gente en la que quizá no te fijarías en otro contexto o personas que te hacen propuestas difíciles de tratar en persona pero que (pillina) resulta tentador valorar o… aceptar teléfono en mano. Reinas de la pantalla, tomad posesión de vuestros tronos.
Ligar a través de apps debe ser siempre un preliminar para un encuentro cara a cara4. Generar marca personal
No nos cansamos de insistir en que, pase lo que pase, el contacto óptimo y definitivo debe ser el real, cara a cara y en persona. Eso quiere decir que la imagen de nosotros más valiosa no es la que muestra una pantalla sino la que somos capaces de transmitir en directo. No obstante, las apps para ligar pueden servirnos como trampolín para tomar conciencia de algunas de nuestras características, ponerlas en palabras y compartirlas con otros, lo cual nos puede ser de mucha utilidad tanto dentro como fuera de nuestro teléfono móvil.
De este modo, a fuerza de mantener conversaciones sobre nuestras aficiones, sobre a qué nos dedicamos o, directamente, qué nos gusta y qué no en el terreno sexual (y eso incluye un sinfín de cosas, también aquellas que suceden mucho antes de quitarse la ropa) vamos acostumbrándonos a verbalizar nuestra propia imagen y eso nos ayuda a ser más conscientes de lo que queremos y lo que no, por ejemplo, cuando flirteamos con alguien.
Míralo por el lado positivo: pensar en tus tres fortalezas y tus tres debilidades cuando prepares tu próxima entrevista de trabajo cutre no te costará ni cinco minutos cuando hayas pasado una buena temporada mariposeando por las aplicaciones.
5. Fuera miedos: ¡solo es una app!
Está claro que las apps para ligar son apps para ligar, no son meros juguetes de entretenimiento que al final no conducen a ningún encuentro presencial. Esto quiere decir que su objetivo al usarlas debe estar claro y los métodos para beneficiarse de ellas deben también ser coherentes y respetuosos con todos los usuarios. Ten en cuenta que usar una app -también una app para ligar- debe hacerse sin ser maleducado, sin mentir y sin marear indefinidamente al otro.
Dicho esto, relájate, disfruta y no pierdas la espontaneidad. Es una app, con todo lo bueno y lo malo que tiene, pero no es el fin del mundo ni te estás jugando con ello conseguir o no la paz mundial.
Si no eres un hacha del ligoteo, la pantalla puede ser un escenario propicio para practicar habilidades comunicativas que te resultan abrumadoras en la interacción analógica. De hecho, una app te puede permitir entrenarlas de una manera más controlada sin la presión de tener a otro delante y con las ventajas que da el poder interactuar en diferentes momentos en lugar de tener que “cerrar el trato” en una única vez, como suele suceder cuando ligamos en persona.
Así que, una vez dentro, lánzate, ¿qué es lo peor que puede pasar si te rechazan, si te bloquean, si te marean? Seguramente nada tan malo que no pueda compensarse con todas esas veces que no te rechazarán, ni bloquearán ni marearán. A lo sumo, nada tan difícil de entender que no pueda reconducirse con un trabajo terapéutico adecuado bastado en tu autoconcepto, tu autoestima y tu asertividad
Aprende a usar las apps, ponte una reglas coherentes con ellas y, ¡a por todas!