[:es]La tristeza, la depresión o el sentimiento de soledad pueden convertirse en un bucle del que no es fácil salir, un laberinto que te atrapa y en el que resulta complicado encontrar la salida.
Los motivos que nos llevan a ese punto pueden ser variados: una mala época, algún acontecimiento puntual que perturba o transforma nuestra realidad, la pérdida o separación de alguna persona querida… Podemos sentir, incluso, que hemos llegado a ese callejón sin salida sin saber cómo ni por qué.
Una vez dentro es como si un nubarrón negro se apoderara de nuestra sonrisa, sentimos que hagamos lo que hagamos nada resulta como nos gustaría o como esperamos. Llegamos a pensar que hemos perdido el control absoluto de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, y lo que es peor, de todo lo que ocurre dentro de nosotros.
Cierto es que la sensación de no poder controlar lo que pasa en nuestra vida puede resultar descorazonadora, pero tal vez estamos olvidando algo muy importante. Podemos cambiar el foco para darnos cuenta de que sí hay una cosa que podemos «controlar»: nosotros. Lo que hacemos, lo que (nos) decimos y lo que sentimos genera cambios sobre nuestra persona, nos empodera y, lo más curioso, es que genera cambios en nuestro entorno.
Para no agotar nuestras energías, hay que focalizar el esfuerzo con el fin de tomar el mando sobre aquellas cosas sobre las que sí siento que tengo poder de cambio. A priori puede que no encuentres ninguna, sin embargo, rebusca hasta que encuentres una. Piensa en algo pequeño, a veces es necesario empezar por ahí para poder llegar a algo grande; es prioritario poner el primer ladrillo para construir una casa entera, ése puede ser el más importante.
Si bien es necesario mirar hacia atrás para ver qué nos ha llevado hasta este punto, de primeras puede ser más útil enfocarnos en el presente para poder remar hacia el futuro. Tal y como decía el poeta Machado, “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.
¿Quieres empezar ? Te enseñamos unos trucos para sentirte más fuerte ante a la tristeza…[:en]Sadness, depression or loneliness are feelings that can turn into vicious loops with no escape, labyrinths with difficult exits that trap you within.
The motives that drive us to that point can be varied: bad times, some specific event that transformed or disrupted our reality, the loss or separation of a loved one… Sometimes, we don’t even how or why we reached that dead end street in the first place.
Once inside, it’s as if a black cloud takes hold of our smile and we feel that no matter what we do, nothing turns out as we’d like or hoped. We start thinking that we’ve lost all control of what’s happening around us, and what’s worse, of what’s inside of us.
It’s true that feeling as though we’ve can’t control what happens in our life can be disheartening, but maybe we’re forgetting something very important here. We change lenses to realise there is something we can “control:” ourselves. What we do, what we tell ourselves and feel creates changes within ourselves, it empowers us and, curiously, is what creates changes in our surroundings.
To not drain our energy, we must focus our efforts to take charge over the things we can change. At first you might feel can’t find any, but keep looking until you do. Think of something small, sometimes it’s necessary to start small in order to arrive at bigger things. In order to build the house you must lay the first brick, and that can sometimes be the most important one.
Although it might be necessary to look backward in order to understand what got you where you are, it can be more useful focusing on the present to move forward. As the poet Antonio Machado said, “wayfarer, there is no way, you make the way as you go.”
Do you want to start? We’ll teach you some tricks to feel stronger over sadness[:]