Sobrevive a tu propia desescalada

Lo que tú quieras, cari, pero a mí lo que me interesa saber es cuándo abre el gimnasio de mi barrio y cuándo puedo ir a la peluquería, no te vayas por los cerros de Úbeda.

Si a ti también te rondan estas palabras mientras te empollas las 4 fases que ha previsto el Gobierno para la desescalada post-confinamiento y que comenzarán el próximo 4 de mayo en algunas islas (La Gomera, El Hierro, La Graciosa y Formentera) y el 10 de mayo en el resto de España… tranquila, es oficial: eres una persona psicológicamente normal.

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La gente quiere dejar de dar vueltas en su pirámide de Maslow cual ratoncillo en una rueda y tú eres gente, sí, tú como la que más, porque tú eres muy del pueblo y el cuerpo te pide calle y calle le tienes que dar. Tú clamas en cada videollamada que haces cada día eso de qué hay de lo tuyo, qué hay de lo que de verdad importa. Tuyo es el grito que se oye desde el centro de cada hogar español: ¿para cuándo mis necesidades esenciales?

Estás muy harta y se te nota. Estas semanas la vida de confinada te ha golpeado con toda su crudeza. Tu drama es el de tantos seres humanos repartidos en la clausura de sus hogares sin más horizonte que el de sus propias paredes.

Y en tu hartazgo estás asumiendo que, por muchas sentadillas que hagas en el salón de tu casa, con los muebles arrinconados de mala manera, tu foto de Instagram en mallas no va a parecerse NUNCA a la foto de Instagram de Jane Fonda en mallas. De ahí que te interese especialmente cambiar de referentes y volver a tu gimnasio de confianza, donde Jane no te machaca la moral y tampoco tienes que arrastrar mesas y sillas como una decoradora barata para poder dar cuatro brincos y hacer como que sudas las torrijas que te apretaste la semana pasada, porque lo hiciste, ¿recuerdas?, ¡lo hiciste!

Y sí, lo entendemos, ¿cómo no íbamos a entenderlo? Quieres saber cuándo podrás abandonarte en brazos de tu peluquero porque estás harta de ver el pelazo de Jane en Grace & Frankie y no te consuela la sospecha (más que justificada) de que lo suyo pueda tratarse de un pelucón de aquí a Lima. Confiésalo, Jane te ha hecho odiar la verdad en todas sus versiones y quieres dejarla atrás como se dejan atrás los malos recuerdos. Maldita Jane.

Pues no sufras más. No sufras tú más que ya está aquí la desescalada y tienes que prepararte para ella.

No te sientas obligado a salir solo por que ya se pueda salir. No te dejes presionar por entusiasmos bobos

Lo primero es no perder el foco. Ya habrás visto en Twitter que hay gente preocupada por la capacidad española para comprender el mecanismo de la desescalada cuando aún no hemos logrado incorporar el de las campanadas y las uvas. No pasa nada, hemos salido de peores y esto no es más que calderilla. No te agobies memorizando en qué consiste cada fase porque te lo van a repetir en la radio, la tele, los periódicos, el whatsapp, con señales de humo, en las redes, hasta que te vean pedir piedad con desesperación.

Pero tú no desesperes, ni porque no entiendas nada, ni porque te pueda la impaciencia, ni por nada. Tú conecta con tu centro (tu centro energético, maldita sea, no tu centro de salud). Conecta con tu centro y limítate a una cosa cada vez. Jane lleva años haciéndolo y no le ha ido tan mal.

Esto de la desescalada consiste en poner atención, hacerse un esquema básico y adaptado a ti y seguir la receta como la de las milhojas de verduritas al Pedro Ximénez que te marcaste el otro día, ladrona, que pensabas tú que no pero te han bastado tres semanas encerrada para que aprendas cómo funciona tu horno, no te hagas ahora la estrecha.

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Cero agobios, tú ahora un poco de respirar mientras ordenas otra vez el armario y haces un bizcocho y lo cuelgas en tus redes, que hay tiempo para todo, que no te quiten a ti las buenas costumbres de confinada, que tu trabajito te ha costado adquirirlas. Tú mucho relax, tú a tu ritmo, tú no precipitarte. Si tienes dudas pregunta, que total ya has visto que vives en el país con más listos por metro cuadrado y siempre va a haber alguien dispuesto a aclararte las cosas. ¿No hay presidentes del Gobierno que se lían con su propia letra? Pues tú ahora no vayas a exigirte demasiado. Tira de intuición, mira por la ventana antes de salir de casa y lo que tú veas que sucede, si es a dos metros de distancia, de uno en uno, mejor con mascarilla y solo un ratito… tiene pinta de que eso es.

Sabemos que han sido largas semanas de falta de estimulación cognitiva (y motora) y que gran parte de tu carrocería se ha convertido en tocino. Si te sirve de consuelo, piensa que puedes seguir haciendo exactamente lo mismo que llevas haciendo estas semanas, que si no vives en una de las islas adelantadas no entras en fase 1 hasta el día 10. Y este sábado mucho ojito con venirte arriba: recuerda que lo de este fin de semana es solo pasear un ratete al sol, sin nadie más, no vayamos ahora a volvernos locas. Eso sí, ve dándole un toque a tu peluquero, que las mechas van a ir con una cita previa como no has conocido en tu maldita vida, así que no te descuides o te peinarán para Nochevieja, advertida estás.

En definitiva, si todo va bien, y nos portamos como personas normales (icono, icono, icono) y adultas (muchos iconos) el día 10 de mayo llegará, y luego el 15, y el 20 y todos los demás. Así que tanto si te has vuelto callefóbica como si planeas huir de tu casa para no volver jamás es importante que planifiques tus impulsos y aprendas a regularte. No queremos que te contagies ni que contagies a otros, y tú tampoco quieres acabar en comisaría rodeada de un grupo de agentes de la ley y el orden… (va, no seas gamberrota). Por eso, para hacerlo bien, para hacerlo como tú sabes, te dejamos algunas sugerencias que puedes tener en cuenta para que que tu desescalada particular no acabe siendo un despeñarse desde el primer día.

Planifica las cosas que quieres hacer cuando salgas y márcalas en el calendario según la fase de desescalada en que las vayas a poder hacer

Recuerda que la vuelta a la normalidad va por fases y que iremos pasando de fase a ritmos diferentes según la provincia o isla en que vivamos. Esto no va por barrios, ni por ciudades, ni por comunidades autónomas. Lee mis labios: va por provincia/isla.

Recuerda que los desplazamientos no imprescindibles entre provincias siguen totalmente restringidos hasta bien avanzada la desescalada. Ve informándote, pero vaya, que un mesecito hasta poder ir a la provincia de al lado no te lo quita nadie.

Recuerda que siguen en vigor las medidas preventivas: distancia física, lavado frecuente de manos y uso de mascarilla siempre que se pueda.

No te sientas en la obligación de salir únicamente porque se pueda salir. Si estás más cómoda/o en tu casa y prefieres ralentizar tus propias fases (no adelantarlas) a la espera de ver cómo van y cómo te vas sintiendo, adelante. No te dejes presionar por entusiasmos bobos frente a la desescalada. Tú a tu ritmo, tiempo habrá.

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Recuerda que las personas asintomáticas pueden transmitir el virus y que no está muy claro que una persona curada no pueda reinfectarse. Ten esto en cuenta a la hora de programar tus contactos sociales.

Planifica las cosas que quieres hacer: pasear hasta tal sitio, ir a cierto bar, quedar con alguien en concreto, comprar un libro, volver al gimnasio, ir a la peluquería, ir a tu segunda residencia, etc. Son las cosas que te apetece hacer o que tienes que hacer. Encaja cada una en la fase de la desescalada en la que podrás hacerla y márcalo en el calendario. Piensa que la fase 1 empieza el día 10 de mayo (menos para las islas señaladas), cada fase dura como poco 2 semanas, y que van por provincias/islas. Si tienes esto en cuenta no te vas a perder haciendo el seguimiento. De este modo, podrás tener una panorámica bastante ajustada sobre el calendario de cómo va a ser, en algunos aspectos, tu reincorporación a la vida fuera de tu casa. Verás que, si todo va bien, ¡no queda tanto!

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Y sí, todos lo sabemos: la pregunta del millón no es cuándo volveremos al gim ni a la peluquería sino cuándo podremos, ya tú sabes, eso. Si te fijas, en la explicación de las fases se dan algunas orientaciones, muy entre líneas. Luego ya, teniendo en cuenta tu propia realidad, la de tu provincia y la realidad de las demás personas implicadas, así que sensatez, sentido común y, qué puedo decir, ¡Jane y yo te deseamos la mejor desescalada posible! Mientras tanto, si algo de todo esto se te hace bola y no sabes para dónde tirar recuerda que los psicólogos seguimos aquí para ayudarte.

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