Secuelas psicológicas del confinamiento

No debemos dar por hecho que, cuando acabe la emergencia oficialmente, de repente todo va a volver a ser como antes y que todo va a ser maravilloso. En primer lugar, la “vuelta a la normalidad” no va a ser automática, en un solo golpe, sino que va a ser progresiva. No todos vamos a volver a salir a la calle a la vez, ni vamos a reincorporarnos a nuestros trabajos a la vez (aquellos que todavía tengamos un trabajo al que reincorporarnos) y, por tanto, no todas las actividades, establecimientos, etc. van a activarse a la vez. Pensemos que, aunque la emergencia oficial haya acabado, va a haber todavía durante un tiempo personas que se seguirán infectando, con lo cual su vuelta a la normalidad puede tener varias fases o verse interrumpida (por ejemplo: me incorporo, me vuelvo a confinar porque enfermo, me vuelvo a incorporar. Ese proceso podría ocupar varias semanas, ya lo estamos viendo).

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Tanto en las semanas que llevamos confinados como a corto y medio plazo una vez que esta situación se reconduzca, será necesario atender las consecuencias psicológicas de esta emergencia sanitaria, especialmente en lo que se refiere a problemas de salud mental de la población general.  

No todas las personas desarrollarán secuelas graves pero muchas necesitarán ayuda psicológica especializada para ajustar algún aspecto de su salud mental

Cuestiones previas:

-Muchas personas están teniendo o tendrán a corto y medio plazo algún problema de salud mental relacionado con la emergencia sanitaria y el confinamiento. 

-No obstante, la mayor parte de la población no va a presentar un problema de salud mental significativo relacionado con la emergencia sanitaria y el confinamiento. 

-La situación de emergencia sanitaria y confinamiento es de todo menos normal, por lo que mientras dure dicha situación, y también una vez que haya acabado, no debe sorprendernos la aparición de reacciones desconocidas, novedosas o no habituales a nivel de salud mental, tanto en nosotros mismos como en personas de nuestro entorno. 

-La situación de emergencia sanitaria y confinamiento, a priori, no es una situación agradable, por lo que lo esperable es que nuestro organismo reaccione defensivamente ante este “macro-estímulo aversivo” a través de nuestros pensamientos, emociones, conductas y reacciones fisiológicas para tratar de adaptarse a la situación. Estos intentos deben considerarse adaptativos, es decir, saludables, mientras no supongan un coste para la persona superior a la función psicológica que están cumpliendo (que es adaptarse lo mejor posible a la situación). 

Reacciones psicológicas tras el confinamiento

Estrés post-traumático

Se trata de la reacción normal y adaptativa del organismo ante un evento altamente estresante, durante los primeros días desde su aparición. La situación actual aporta un agravante y es que el estímulo estresante es prolongado en el tiempo, lo cual hace que el estrés se vaya acumulando. En este caso, el trauma sería el conjunto de experiencias vividas durante la emergencia sanitaria que, por la razón que sea, desbordan la capacidad del individuo para procesarlas y, por tanto, generan una huella (trauma) de impotencia, incapacitación o, sencillamente, desbordamiento. Las reacciones de estrés postraumático pueden darse a nivel mental (pesadillas, rumiación), emocional (miedo, angustia), físico (ansiedad, problemas de sueño) y conductual (inquietud motora, mayor consumo de comida u otras sustancias). Mientras no haya signos claros de que estas reacciones son disfuncionales o peligrosas deben ser consideradas -a priori- como normales y adaptativas y en la mayoría de las personas desaparecen por sí solas.

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Solo una minoría de personas desarrollarán tiempo después, por sus características personales o las características de lo que han vivido, un trastorno de estrés postraumático, que es un trastorno mental y, como tal, debe ser diagnosticado por un profesional de salud mental siguiendo los criterios correspondientes. 

Ansiedad

Podemos considerarla como un síntoma en sí mismo dentro de otros problemas de salud (como el trastorno de estrés postraumático) o asociado a otros problemas de salud (como una depresión). Es una reacción compleja que tiene que ver con sintomatología física (inquietud, palpitaciones, opresión, activación alta), emocional (miedo, preocupación), mental (anticipación de acontecimientos negativos, desconfianza) o conductual (inquietud motora, deambulación -sobre todo en situaciones de confinamiento). Estas reacciones pueden estar causadas por eventos que ya han sucedido o están en curso pero también por la incertidumbre hacia el futuro: ¿ya podemos interactuar con normalidad? ¿Qué precauciones debo tomar cuando vuelva al trabajo y hasta cuándo? ¿Realmente mi casa o mi puesto de trabajo son lugares seguros o dentro de unos días enfermaré? En algunas personas la ansiedad se manifestará especialmente en forma de rumiaciones obsesivas (darle vueltas a un asunto en la cabeza sin parar): son un intento -relativamente disfuncional- de dar sentido a la experiencia y encontrar significados y orden para las experiencias caóticas. 

Adicciones

Explicadas de manera muy resumida, podemos entenderlas como una manera desadaptativa de afrontar la ansiedad y el estado de ánimo bajo. No podemos obviar el hecho de que muchas conductas adictivas se han mantenido durante la cuarentena y el confinamiento, y que muchas incluso se habrán exacerbado. Tampoco podemos obviar que algunas personas desarrollarán adicciones (a sustancias o en forma de conductas repetitivas y compulsivas) como secuela de la situación que están viviendo actualmente. 

Igual que nos fijamos en las secuelas positivas, también debemos fijarnos en las características positivas que saldrán reforzadas

Duelo

Es la reacción psicológica compleja (es decir, con múltiples características) que sigue a la pérdida de algo o alguien significativo: la muerte de un ser querido, ser despedido del trabajo, la pérdida grave de la salud, etc. La mayor parte de las personas en duelo durante estos días y los próximos meses desarrollarán duelos normales pero muchas de ellas presentarán uno o varios factores de riesgo de complicación: circunstancias traumáticas de la muerte (no haberse podido visitar o despedir, presenciar una agonía muy intensa sin poder hacer nada o recibir ayuda, muerte relativamente inesperada, varias muertes a la vez, combinación de diferentes pérdidas -muerte de familiar, despido, enfermedad propia-, etc.). Es crucial no confundir un duelo normal con una depresión

Depresión

Muchas personas están viviendo de manera prolongada en el tiempo situaciones muy dolorosas o estresantes. Muchas de esas situaciones son, además, irreversibles. Algunas personas no desarrollarán una sintomatología concreta o significativa pero algunas, como hemos visto, desarrollarán cuadros de ansiedad y estrés postraumático. Otro gran foco de reacciones, que no tienen por qué estar exentas de ansiedad -sino al contrario- es el espectro de las depresiones, entendidas como un trastorno del estado de ánimo. La depresión puede ser leve y durar algunas semanas o puede convertirse en un estado de incapacitación profunda y prolongada. No debemos entenderla simplemente como una “tristeza muy intensa” sino, más bien, como un estado paralizante, bloqueante, de negatividad, desesperanza, falta de auotoestima, percepción de no ser entendido o amparado suficientemente por el entorno y, en última instancia, desvinculación progresiva de las responsabilidades y vínculos importantes de la vida de la persona en cuestión. Como cualquier otro problema de salud mental, el pronóstico puede complicarse en función de la gravedad de los estresores externos (problemas de salud añadidos, pérdida de empleo, ruina económica, muerte de seres queridos, sensación de crisis profesional o existencial, etc.). 

Recursos psicológicos

Hablamos mucho de los problemas de salud mental que van a aumentar o que ya lo han hecho como consecuencia de la emergencia sanitaria pero no debemos olvidar todo el campo de fortalezas y recursos con que toda persona cuenta. Estas fortalezas pueden cultivarse durante la cuarentena y seguir apareciendo una vez que hayamos retomado nuestra vida habitual.

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Es importante no edulcorar la situación y reducirla  a una enorme oportunidad colectiva para el crecimiento personal porque hay y habrá demasiada gente sufriendo sus consecuencias como para que se frivolice de ese modo. No obstante, a pequeña o gran escala, esta situación y la que vendrá después (y que no sabemos cómo será) puede dar lugar en algunas personas a aprendizajes de distinto tipo, oportunidades imprevistas, superación y resistencia personal, descubrimientos sobre nuestros gustos/capacidades/características, fortalecimiento de algunas relaciones interpersonales, mayor capacidad -aunque sea provisional también tiene valor- para disfrutar de algunas experiencias, lo que en psicología positiva se conoce como “saboreo”, etc. 

Características de estas reacciones: 

-En su mayoría serán reacciones transitorias. No tienen por qué derivar en problemas de salud mental crónicos ni graves. En caso de que por la frecuencia, duración o intensidad de las reacciones la persona considere que tiene un problema significativo debe consultar con un psicólogo o, por lo menos, con su médico de cabecera.

Tratables con ayuda especializada o bien afrontables gracias a los propios recursos personales y la red de apoyo de la persona. Son reacciones normales dadas las circunstancias, tienen una función adaptativa y deben ser interpretadas teniendo en cuenta las circunstancias de la persona (no solo las reacciones o sintomatología por sí misma).

-Pueden no aparecer al principio, sino que se pueden demorar en el tiempo, en función de las características personales del individuo, de la experiencia concreta a que se refieran y de la circunstancias de cada momento. 

-Su curso no tiene por qué ser lineal (pensemos, por ejemplo, en el duelo), es decir, no siempre lo normal es encontrarse hoy mejor que ayer y peor que mañana. La complejidad de un problema, también en salud mental, se mide por la cantidad de factores que influyen en su aparición y mantenimiento así como observando la interacción entre dichos factores. 

Recomendaciones muy generales: 

Relativiza

Sobre todo si tu situación no es muy grave, procura no poner el foco solo en tu situación particular. Intenta también no compararte solo con aquellos que han salido mejor parados que tú. Hay mucha gente que ha quedado en situaciones de gran precariedad o que han sufrido graves pérdidas debido a la emergencia sanitaria. Recordarlo te puede ayudar a medir mejor la importancia de las cosas. 

Reserva un tiempo para las soluciones

Puedes lamentarte y quejarte, tienes todo tu derecho, pero también es importante que, a ratitos, mientras te quejas de lo sucedido, vayas cultivando una actitud constructiva. Cuando sea tu momento, te permitirá continuar adelante sin quedarte bloqueado en la amargura o el resentimiento. Esto va a llevar su tiempo, simplemente ve pensando en ello mientras te permites sentirte mal todo el tiempo que necesites. 

Busca apoyo en tu círculo social cercano

Lo malo de esta crisis es que ha afectado a muchas personas pero eso también es lo bueno: hay mucha gente en tu misma situación, o parecida, que podrá entenderte y con la que puedes identificarte. Busca sus puntos de vista, pide ayuda si la necesitas. Los consejos no son solo para pasar la cuarentena sin aburrirte más de la cuenta, también son para apoyarnos mutuamente en la reconstrucción. 

Busca ayuda especializada

A veces los recursos personales y la red informal de apoyo no son suficientes para cuidar de nuestra salud mental. Esto era así antes de la emergencia por Covid-19 y es así, indiscutiblemente, durante la crisis y después. Si sientes que las cosas se ponen muy cuesta arriba busca la ayuda de un psicólogo

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