Afrontar los lunes acaba siendo una especie de tarea maldita en las agendas de toda persona relativamente ocupada. Quizá tú eres una de esas personas para las que afrontar los lunes significa que la almohada, la alarma de tu reloj, las expectativas de tu jefe, la guardería de los niños, los recados apelotonados conspiran contra ti. Para ayudarte con ello hemos escrito este artículo.
Para empezar, ¿está justificada la leyenda negra de este conjunto siniestro de horas al que todo el mundo echa la culpa de sus males?, ¿es exagerado vivir como algo insuperable ese periodo desde que el sol se pone el domingo hasta que nos hundimos en el sofá los lunes por la noche?
Sísifo, un viejo conocido de la mitología griega, sufría una maldición: tenía que escalar una montaña empujando una pesada piedra que se le caía nada más acercarse a la cima, por lo que tenía que reiniciar el ascenso una y otra vez, por los siglos de los siglos. En definitiva, el pobre estaba castigado a entrar en bucle con la dichosa piedra y la montaña.
Para mucha gente afrontar los lunes es eso: un bucle inacabable de incomodidades ante el cual aparece esa cosa pegajosa de la indefensión aprendida que tanto mencionamos los psicólogos. Ya sabes, cuando llegamos a la conclusión de que, hagamos lo que hagamos, nuestra terrible situación no puede cambiar… y nos entra un bajón impresionante.
La buena noticia es que, de indefensión aprendida, nada. Deja a Sísifo que cumpla su castigo eternamente y ponte las pilas para afrontar los lunes de manera saludable, porque de las maldiciones de los dioses no se sale pero de los bucles humanos seguro que sí. ¿Cómo?
4 consejos para afrontar los lunes
1. Anticípate
El viernes por la noche y el sábado pueden ser tus días sin normas, donde las costumbres se relajan y pones flexibilidad en las rutinas laborales y no laborales. ¡Bien hecho, para eso son! Sin embargo, procura no apurar esa dinámica hasta última hora del domingo o el despertador te pillará realmente desprevenido cuando suene, atronador, el lunes por la mañana.
Piensa que, excepciones aparte, el domingo después de comer es un buen momento para ir bajando el ritmo y empezar a concentrarte de manera suave pero consciente para la semana que está a punto de comenzar.
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Acuéstate pronto, como haces durante la semana. No olvides repasar tu agenda antes de meterte en la cama, para ver qué es lo que te espera después de la desconexión del fin de semana. Para afrontar los lunes hay que ser más listo que ellos: prepara lo que necesites antes de apagar la luz, lo agradecerás mañana cuando te despiertes y entres a la cocina: deja la casa recogida, ten lista la comida, piensa lo que te pondrás si tienes que asistir a un evento en particular, organiza tus papeles… Esto te ayudará a que el lunes no te pille por sorpresa, sino con la guardia bien alta.
2. No sobrecargues el lunes
Si tu experiencia te dice que el primero de la semana suele ser un día difícil cual cuesta de enero (sueño acumulado, humor francamente mejorable, pereza generalizada, debilidad existencial profunda) procura no ponértelo más difícil todavía.
A veces no es posible y la agenda es imperativa: en ese caso, ríndete, desayuna fuerte y a por todas, ¡tú puedes afrontar los lunes! No obstante, siempre que tus quehaceres te lo permitan, procura que el primer día de la semana sea un día relativamente ligero.
Recuerda esto durante el resto de días cuando tengas que programar citas, reuniones o actividades y no te vengas arriba convocando a todo el mundo para el próximo lunes por la mañana: reserva para inaugurar la semana solo las actividades imprescindibles.
Muchas personas sienten que el martes o el miércoles ya han cogido buen ritmo y están más frescas que al principio de la semana, por lo que prefieren apretar esos días y aligerar un poco el principio y el final de la semana. ¿Qué tal si equilibramos un poco la agenda?
3. No dramatices
Piensa que el lunes es solo un día y solo hay un lunes cada semana. Repite conmigo: el lunes es un día, no es la historia interminable de la humanidad en forma de pesadilla.
Aunque por lo general tienen mala fama, los lunes pueden ser días tan buenos y tan malos como cualquier otro. Además, en la vida siempre va a haber una excusa para sentirse a disgusto: es lunes, llueve, hace calor, aún no han llegado las vacaciones, se acerca la navidad, los días son más cortos, los días no acaban nunca… Recuerda que, quejas legítimas aparte, o te mentalizas para ver el calendario de la manera más optimista posible o vas a vivir amargado no solo el lunes sino también la semana entera e, incluso, el año entero.
¿Estás de luto porque es lunes y, oh casualidad, tienes que trabajar? Siempre puedes consolarte pensando que en estos momentos hay miles de personas angustiadas en sus casas porque están en paro y se morirían de envidia al ver el drama que atenaza tu corazón.
4. Mentalidad mindful
Para afrontar los lunes es fundamental que no pierdas presencia y no confundas el momento del despertador, o de entrar en la oficina, con el lunes en su totalidad. Quizá te está costando arrancar el día pero no pasa nada, no te pelees contigo, acepta que en este instante no puedes ser más que un cuerpo oxidado tratando de desperezarse, así que trátate con amabilidad.
Ya estás haciendo lo que puedes y, al fin y al cabo, lo más seguro es que no vayas a estar todo el día sintiéndote así de cansado. ¿El lunes ha empezado con fuegos por todas partes esperando a ser apagados con urgencia? Piensa que este conjunto maldito de 24 horas con el que el dios del tiempo te castiga cada semana ya solo puede mejorar.
Sin embargo, como eso no va a suceder antes solo porque lo desees, para afrontar los lunes será mejor que respires, destenses y tomes un poquito de distancia: a veces se te olvida, pero tu vida y los lunes no son sinónimos. Apaga los fuegos que tengas que apagar y reserva parte de tu energía para esa posible sorpresa que te depara el resto de la jornada en forma de paz, tranquilidad, satisfacción, peli, cena rica o quedada de urgencia con un amigo. Puede haber inesperadas satisfacciones esperando su momento entre hora y hora de cualquier lunes de tu vida, ¿y si les haces un poco de hueco y te las permites?
Si nada de esto te ayuda y lo único que puedes hacer desde el fondo de tu corazón es lamentar con amargura lo grises que se te hacen los lunes tienes toda nuestra solidaridad y dos consejos extra.
Aquí va el primero de ellos: vamos, hazte un favor, relee los consejos que te hemos dado y aplícalos. Y el segundo: si tienes la impresión de que los martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos empiezan a parecerse sospechosamente a los lunes del infierno que acabamos de describir, entonces no tienes un problema a la hora de afrontar los lunes, sino un problema de otro tipo con las diferentes facetas de tu vida, principalmente la laboral.
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Esperamos que este post sobre cómo afrontar los lunes te haya resultado interesante. Si quieres más información sobre nuestro programa de bienestar emocional para empresas solo tienes que solicitarla y en seguida nos pondremos en contacto con tu equipo.