Muchas personas se hacen esta pregunta cuando se plantean la posibilidad de pedir ayuda: ¿en qué consiste una terapia? ¿qué es una terapia? ¿qué sucederá durante ese proceso? ¿cómo lo hará mi terapeuta para ayudarme?
Son preguntas absolutamente normales, sobre todo en aquellas personas que tienen poca experiencia haciendo “trabajo personal”. También les ocurre a personas que se plantean por primera vez acudir a una terapia o personas que se acercan por primera vez a su proceso terapéutico con algún tipo de miedo o desconfianza sobre lo que sucederá durante el mismo.
Si te estás planteando iniciar una terapia pero tienes la impresión de que se trata de algo un poco misterioso y no tienes muy claro en qué consistirá, este artículo te interesa.
¿Qué es una terapia?
Lo primero que debes saber es que, con mayor o menor éxito, lo que sucederá durante tu terapia es tu proceso de cambio personal. Una terapia, independientemente de los motivos que te lleven a iniciarla, es un proceso de cambio. Cuando decimos que la terapia es un proceso de cambio nos referimos a que lo que sucederá durante la misma será que te conocerás mejor. Eso quiere decir que te convertirás en una persona con un nivel de conciencia de sí misma más profundo. Conocerte mejor significa que entenderás mejor por qué te ocurre lo que te ocurre, por qué piensas de una determinada manera o por qué vives instalada en unas emociones concretas.
¿Pagar por hablar?
Muchas personas piensan que la terapia es “solo hablar”. Efectivamente, aunque en ocasiones tendrás que practicar habilidades, tomar notas, hacer ejercicios de relajación o meditación, exponerte poco a poco a situaciones que te dan miedo, hacer dieta o incluso deporte, etc. durante la terapia vas a hablar. Sin embargo, debes saber que una terapia no es solo hablar. Lejos de eso, es un proceso de cambio que tiene lugar en un escenario muy determinado: la relación entre paciente y terapeuta. Y la manera más evolucionada que tenemos los humanos de relacionarnos es a través del lenguaje, de la palabra. Tendrás que explicarle a tu terapeuta qué te ocurre, cómo te sientes, qué vas consiguiendo.
Tu terapeuta te hará preguntas, te ayudará a poner en orden tus diferentes experiencias y te orientará sobre posibles decisiones a tomar en cada momento. Eso, evidentemente, se hace hablando, ya sea cara a cara o través de tu dispositivo móvil u ordenador si haces una terapia online. En cualquier caso, no creas por ello que una terapia es “solo hablar” y que, por tanto, carece de valor… porque en ese caso cualquier conversación sería una terapia. Lo creas o no, en realidad una terapia no es cualquier conversación.
Necesito soluciones inmediatas
Muchas veces, sobre todo en los momentos de mayor malestar o desesperación, nuestra necesidad de soluciones inmediatas se vuelve apremiante. Por eso es frecuente que muchas personas se decidan a pedir ayuda e iniciar una terapia cuando, literalmente, no pueden más. Esto les lleva a plantear a sus terapeutas el enorme desafío de encontrar soluciones rápidas -y, por tanto, fáciles- a problemas complejos que se han gestado a lo largo del tiempo y han ocasionado consecuencias graves a diferentes niveles.
Esta necesidad de algunos pacientes es legítima ya que no hay nada más humano que el deseo de alejarse del malestar lo antes posible, pero eso no quiere decir que sea realista. Una terapia es una relación entre dos personas (o más, si la terapia es de pareja o de grupo) y requiere profundizar poco a poco en tus diferentes necesidades y objetivos. Para ello, lo primero es conocerse y forjar un vínculo basado en la confianza y la seguridad. Esos son los ladrillos de la pared maestra que sostendrá tu terapia, así que colócalos con calma y cuidado: no queremos que el edificio se derrumbe a los dos días.
¿Cómo trabajará mi terapeuta?
La psicología es una disciplina enormemente amplia, de ahí que en la actualidad haya multitud de modelos, corrientes y enfoques sobre cuál es la manera más adecuada de entender al ser humano y tratar de ayudarlo con su malestar. Aunque muchos se influyen entre sí y comparten gran parte de sus ideas, cada uno de esos modelos tiene sus propios conceptos y propone técnicas y ejercicios diferentes para aproximarse a cada persona en concreto.
No todos los modelos son adecuados para cualquier problema ni para cualquier persona. Además, cada psicólogo tiene su propio estilo, su propia voz y, por supuesto, su propio bagaje personal profesional. Esto influirá en la manera que tendrá de dirigirse a ti y proponerte un camino a seguir para que puedas encontrarte mejor. Confía en tu terapeuta, tómate un tiempo para conocerle igual que él o ella está intentando conocerte a ti. Plantéale con total confianza todas las dudas que te surjan sobre el proceso en el que estáis. No dejes de escuchar a tu intuición mientras mantienes tu mente abierta y tu constancia siempre activada.
La terapia no es cosa de dos días ni es algo que se pueda anticipar como una receta estándar para cualquier persona. Tu terapia es tu camino de desarrollo personal y se va haciendo a medida y sobre la marcha. Ese camino no acaba nunca pero, mientras des cada paso, estarás avanzando en él. ¡Sigue adelante!