Quieres ser madre o padre pero sientes dolor en las relaciones sexuales, no consigues excitación sexual, te cuesta o no logras alcanzar el orgasmo o no mantienes relaciones sexuales con penetración. Puede que sufras una disfunción sexual.
En este artículo revisaremos las dificultades sexuales que pueden afectar a la consecución del embarazo. Es importante recibir el tratamiento adecuado para disfrutar de la sexualidad también durante esos meses.
La respuesta sexual
Los americanos William Masters y Virginia Johnson fueron pioneros en el estudio y tratamiento de la respuesta sexual humana. En la investigación que llevaron a cabo identificaron cinco fases en el ciclo de dicha respuesta sexual.
- Deseo: consiste en la presencia de fantasías eróticas y sexuales, así como ganas de tener actividad sexual.
- Excitación: se producen cambios fisiológicos tras la estimulación sexual física o psicológica. En el caso del hombre aparece la erección y en la mujer, la lubricación vaginal.
- Meseta: si se mantiene la estimulación se incrementa la tensión sexual. El pene y los testículos aumentan su tamaño y se producen contracciones vaginales en la mujer.
- Orgasmo: es la fase más placentera ya que se produce la liberación repentina de la tensión acumulada desde el inicio de la relación sexual. Tanto el hombre como la mujer experimentan contracciones dando lugar a la eyaculación.
- Resolución: es la disminución de la tensión sexual hasta volver al estado inicial previa a la excitación.
Si quieres saber más sobre la respuesta sexual humana, te puede resultar interesante ver la serie Masters of Sex. Cuenta la historia de aquellos dos investigadores en la búsqueda de la comprensión de la sexualidad humana.
Disfunciones sexuales
Una disfunción sexual es la dificultad para experimentar alguna de las fases de la respuesta sexual. En función de la fase donde se experimente el problema se distinguen las siguientes dificultades:
Trastornos del deseo sexual
Trastornos de la excitación sexual
Trastornos del orgasmo
Trastornos sexuales por dolor
Además, se distingue entre dos tipos de disfunciones sexuales. Unas serían “de por vida”, si se han experimentado desde el inicio de la madurez sexual. Otras serían “adquiridas”, si aparecieron tras un periodo de relaciones sexuales con normalidad.
A nivel general, en el caso de los hombres las más conocidas son la eyaculación retardada y el trastorno eréctil. En las mujeres, la ausencia o disminución del interés por el sexo y el trastorno orgásmico.
Las disfunciones sexuales causadas por dolor genital no son tan conocidas y pueden afectar en mayor medida a la posibilidad de conseguir el embarazo, ya que imposibilitan en muchos casos la práctica de relaciones sexuales completas.
Dolor por penetración y fertilidad
El trastorno de dolor durante la penetración (antes denominado vaginismo o dispareunia) es la presencia de un dolor intenso antes, durante o después de los intentos de penetración. A veces va acompañado de espasmos involuntarios de la vagina que pueden imposibilitar las relaciones sexuales completas.
Llegados a este punto, es conveniente que te hagas un par de preguntas. ¿Puedes tener relaciones sexuales con penetración vaginal? ¿Sientes un dolor intenso al mantener relaciones con penetración, utilizar tampones o visitar al ginecólogo? Si esto te sucede, quizá tengas alguna de las disfunciones de las que hemos hablado. Lo mejor será acudir a un especialista que pueda evaluar tu caso.
Puede que, si has decidido realizar un tratamiento de fertilidad, no quieras expresar estas dificultades por miedo a ser rechazada por el equipo médico. Desde ifeel te animamos a buscar ayuda para mejorar tu satisfacción sexual y de pareja. Así podréis disfrutar de las relaciones y comenzar el camino de convertiros en padres independientemente de que sea necesario o no un tratamiento de fertilidad.
Tratamiento
El origen de los trastornos sexuales depende de diversos factores y puede ser muy variado. Algunos de ellos están relacionados con experiencias traumáticas, educación sexual o ansiedad.
Las personas que experimentan estas disfunciones suelen sentir una gran culpa y frustración. Esto se debe al doble tabú asociado a las dificultades psicológicas y sexuales. La realidad es que no tienes culpa de nada y que lo que te sucede tiene solución.
Dentro de la corriente cognitivo-conductual de la psicología hay cosas que se pueden hacer. El tratamiento psicológico incluye psicoeducación en la respuesta sexual, los genitales y las relaciones sexuales. También existen los ejercicios de Kegel, que sirven para controlar la musculatura de la vagina. Algunas mujeres emplean dilatadores vaginales y e incorporan la penetración paulatina por parte de la pareja al final del proceso. Esto evita la contracción involuntaria de la vagina.
El primer paso es realizar una consulta ginecológica/urológica. Dicha consulta puede descartar que la causa de los dolores genitales sea física. Una vez desestimada esta causa, lo recomendable también es acudir a un psicólogo especialista que pueda ayudarte a superar estas dificultades.
Sobre todo, recuerda: disfrutar del sexo y de vuestra relación mientras intentais ser padres ¡merece la pena!