Muchas personas prefieren no pensarlo y otras muchas confían en que nuestras vidas volverán mágicamente a la antigua normalidad en cuestión de cuatro o cinco semanas. Sin embargo, en realidad no hay nada -más allá de nuestros deseos- que indique que vayamos a poder celebrar esta Navidad tal y como nos gustaría.
Emociones ante la llegada de la Navidad
Dejando a un lado a los más optimistas y también a aquellos que están en negación total, hay cinco maneras de enfocar a nivel emocional la llegada de esta Navidad peculiar que no queremos que pasen por alto. Vamos a comentarlas con más detalle.
1. Preocupación por el presente y el futuro
Es un estado de inquietud generalizada y relativamente indefinido que, fijándonos un poco más, vemos que tiene que ver con el miedo. Nos preocupa aquello que consideramos una amenaza, un nubarrón en nuestras expectativas.
Hay mucha gente que, a medida que pasan los días, va aumentando su malestar por no tener muy claro cómo va a organizar este año la Navidad o, precisamente, por tener muy claro que este año la Navidad va a tener muy poco que ver con lo que ha sido otros años.
Normalmente estos estados que llamamos coloquialmente “preocupación” van acompañados en nuestro pensamiento de un importante nivel de rumiación: le damos vueltas una y otra vez a eso que estamos viendo venir y que no nos gusta nada intentando encontrar una solución pero, en lugar de eso, lo que conseguimos normalmente es reactivar el miedo.
2. Nostalgia de las navidades pasadas
Si hay una época del año proclive a la nostalgia esa es la Navidad. Y este año hay mucha gente que, sin esperarlo, se enfrenta a la perspectiva de tener una Navidad diferente a lo que tenía por costumbre, y eso en el mejor de los casos.
Esta Navidad va a despertar muchas emociones difíciles, es importante que cuides de ti y planifiques bien cómo quieres celebrarlaMuchos sentirán la misma nostalgia de todos los años, que tiene que ver con el recuerdo de navidades pasadas en mejores condiciones o en compañía de personas que ya no están. Para otras personas esta emoción será nueva porque este año se están enfrentando a una Navidad rara, o diferente respecto a aquellas celebraciones a las que han estado acostumbrados. Para algunos estas fechas son particularmente dolorosas, porque ha sido este año cuando han perdido a seres queridos con los cuales solían celebrarlas.
3. Frustración: expectativas dinamitadas
La frustración es la emoción que sentimos cuando no se cumplen nuestras expectativas o nuestros deseos. Es decir, es fruto de una diferencia importante entre lo que queremos y lo que obtenemos.
Nadie quiere preparar una Navidad pendiente de qué medidas preventivas van a imponerse o, admitámoslo, qué medidas preventivas va a saltarse. Tampoco nadie quiere tener que estar pendiente de tomar precauciones para no infectar a nadie o no infectarse a sí mismo, o renunciando a organizar eventos con sus seres queridos a los que le apetece asistir.
En definitiva, a todos nos cuesta llegar a una cierta conformidad con lo que tenemos cuando no se corresponde con lo que queremos.
4. Enfadarse con estos preparativos
La rabia y todos sus derivados es otro de los grandes clásicos cuando nos sentimos mal. También en Navidad y, por supuesto, también cuando nos enfrentamos a la Navidad en un año donde tantas cosas nos han salido del revés sin que lo esperáramos ni lo viéramos venir.
La indignación, la exasperación o, incluso, estados emocionales relacionados con la rabia como el rencor y la amargura están haciendo acto de presencia en el mundo interno de muchas personas a medida que aparecen los primeros anuncios de lotería en la televisión y los grandes almacenes y avenidas empiezan a engalanarse.
El enfado tiene que ver con aquello que consideramos injusto pero también con aquello que nos desagrada, con aquello que va contra nuestros valores, necesidades y opiniones. No hay duda de que la Navidad es un periodo del año muy controvertido y no todo el mundo disfruta al ritmo de los cascabeles, sobre todo cuando estamos tan hartos de incomodidades relativas a la pandemia de Covid-19.
5. Aversión hacia la Navidad
La aversión o rechazo hacia algo tiene que ver con otra de las emociones básicas más importantes: el asco. No tiene por qué darse por sí sola sino que, normalmente, va teñida con toques de enfado, de tristeza o incluso de miedo, pero hay que considerarla por sí misma.
Como hemos indicado en el caso de la rabia, si hay una reacción que la Navidad típicamente despierta en las persona menos aficionadas a celebrarla es esa, la aversión. Es probable que muchas personas estén viendo cómo esta festividad empieza a asomar y reaccionando de manera negativa. Quieren alejarse y evitar que esos estímulos las alcancen.
Esta reacción no es de extrañar sobre todo en aquellos en casos en que la perspectiva no sea solo poco halagüeña sino también deprimente o terriblemente incómoda: nadie se siente atraído hacia una Navidad que no significa nada para él, o que le empalaga o que, simplemente, le dejó de gustar cuando tuvo que empezar a vivirla sin las personas ni las actividades que antes le hacían disfrutar.
Cómo afrontar esta Navidad
Tanto si habitualmente la Navidad no nos gusta como si se nos está haciendo más cuesta arriba de lo habitual, no hay recetas mágicas para revertir esa situación.
Tampoco es necesario, ya que en la vida real de los seres humanos no tiene sentido intentar evitar a toda costa los momentos de malestar o de incomodidad. Antes o después alguno se nos acaba colando. Abstraerse completamente de ellos no es fácil ni saludable, no todo el mundo tiene una cápsula en la que encerrarse dos semanas para no enterarse de nada. Quien más, quien menos, todos tenemos personas con las que relacionarnos, compromisos de algún tipo que atender y redes sociales en las que participar. Y ahí están los medios de comunicación en los que la Navidad, en cualquiera de sus facetas, va a acabar apareciendo nos pongamos como nos pongamos.
Por eso, y para poder afrontar las semanas previas a la Navidad y la festividad en sí misma con el espíritu más constructivo posible, ofrecemos cinco enfoques alternativos a las emociones que hemos descrito anteriormente.
1. Planifica tus planes navideños
Si hay algo que sirve para contrarrestar la incertidumbre y, de este modo, ganar en seguridad, es planificar. Es cierto que no todo puede preverse y que luego habrá que ir adaptándose sobre la marcha según lo exijan las circunstancias, pero tener una idea previa sobre la que moverse es muy útil.
Si tus navidades son muy sencillas y solo tienes que comparecer en la casa correspondiente el día adecuado entonces no hay mucho que pensar. Sin embargo, si tienes que hacer malabares entre distintos grupos de amigos, compañeros de trabajo, familia propia, familia política y vuelta a empezar entonces conviene que vayas tomando algunas decisiones preliminares.
Piensa qué quieres hacer sí o sí y qué no vas a hacer pase lo que pase. Si ya sabes que este año pasarás de ciertos planes sé firme y coherente y simplemente presenta tus excusas llegado el momento. Respecto a lo que sí quieras hacer, piensa bien cómo, consúltalo con tus acompañantes, ponlo en tu calendario y a otra cosa. Sin darle muchas vueltas a la cabeza ya que, seguramente, nada de lo que hagas o dejes de hacer supondrá el fin del mundo.
2. Flexibilidad entre espumillones
Ningún plan que proyectemos puede salir bien si no cuenta con salidas de emergencia que nos ayuden a alcanzar la meta que nos hemos propuesto. Y no hay plan más importante respecto al tema que estamos tratando que el destinado a no amargarnos las semanas previas a la Navidad ni amargarnos durante la Navidad en sí misma.
Por eso, una vez tomadas ciertas decisiones acerca de las cosas que tenemos claras, como en cada Navidad -también en la del año de la Covid-19- va a tocar transigir con algunas cosas que querríamos ahorrarnos. Es decir, va a tocar cambiar de opinión, escuchar propuestas ajenas que no se nos habían ocurrido o que habíamos desechado y ser más pacientes que nunca, en primer lugar con nosotros mismos.
No ha sido un año fácil prácticamente para nadie, puede incluso que haya sido un año realmente duro. Estos días vemos venir la Navidad y vamos a rematar el 2020 con una presunta celebración que no tenemos muy claro si va a ser por todo lo alto o por todo lo bajo, así que vamos a ponernos las cosas un poco fáciles.
3. Creatividad en la Navidad de la pandemia
Ya que todo el 2020 ha sido un poco raro, por decirlo suavemente, no pretendamos tener la Navidad más convencional de nuestras vidas. Es importante que lo hagas cada año pero probablemente esta vez tiene más importancia: dentro de tus posibilidades y de lo que te permitan las medidas de prevención, intenta vivir la Navidad que a ti te parezca correcto, incluso si las decisiones que tomas no son las más normales o habituales del mundo.
Pregunta a tus allegados qué van a hacer, si van a quedarse descolgados en alguno de los días clave y, si no vas a pasarlos con tu familia, organiza esos eventos con las personas que formen parte de tu “burbuja” habitual. No te cierres a nada que sea posible cuando planifiques tu Navidad y no dejes que “las explicaciones que tendrías que dar” te pongan difícil ni las semanas previas ni la festividad en sí misma.
4. Aprovecha bien tus energías
Aprovecha para pasar tiempo de calidad y no de cantidad con aquellas personas que a ti te apetezca. Optimiza tus fuerzas, no te desgastes en la aversión hacia la Navidad. No fuerces a nadie a reunirse contigo ni te fuerces tú a asistir a una reunión que no veas clara. Si vas a prescindir de algunos de los eventos típicos, aprovecha para dedicarte a tus cosas o a estar en casa tranquilamente. Siempre que sea posible, aprovecha para hacer aquello que llevas varios meses sin hacer y visitar a aquellas personas que de verdad te importan y hace tiempo que no ves. No te obligues a dedicar el poco margen de maniobra que tengas a las actividades de siempre o las personas de siempre si no ves que sea necesario.
5. Pon el foco en lo positivo
No dejes que la queja y las emociones negativas ocupen todo el espacio. Puedes permitírtelas durante algunos ratos, sobre todo si son reacciones coherentes con tu situación y con lo que te ha ocurrido durante el 2020, pero es importante intentar desconectar durante el resto del tiempo y fijarse en la parte de la botella que está medio llena. Si hay días especialmente difíciles busca una manera de compensarte con actividades que te descansen.
6. Cuida de tus duelos también en Navidad
Frente al duelo en general y en estas fechas en particular, dos pautas que pueden ayudar son la paciencia con uno mismo y una buena comunicación con los demás. Los duelos en familia suelen ser conflictivos, ya que no siempre es fácil armonizar los distintos estilos de afrontamiento que tiene cada miembro del grupo, y esto puede hacerse más peliagudo cuando hay convivencia diaria.
Si tenéis confianza, hablad entre vosotros sobre cómo os apetece celebrar la Navidad este año en el que hay ausencias importantes por primera vez. Daos espacio y no impongáis vuestra postura a los demás, la Navidad es larga y pueden alternarse diferentes enfoques.
Intenta relativizar el malestar que te producen estas fechas: puede ayudarte pensar en aquellas personas que estén en una situación peor que la tuyaSi necesitáis que la persona que ya no está se haga presente de alguna manera no os conforméis con dejar un hueco en la mesa si os resulta incómodo. Reservad un momento y un lugar especiales para simbolizar a esa persona, quizá a través de una fotografía acompañada de un objetivo significativo, o una vela, o un simple adorno navideño, colocados con cariño.
Si el silencio pesa demasiado y os apetece, no pasa nada por mencionar a esa persona, recordarla en voz alta y brindar por ella. Si tenéis paciencia unos con otros y con vosotros mismos encontraréis la manera de sobrellevar su ausencia y si no, la experiencia de esta Navidad os servirá de referente para la que viene.
7. Ocúpate de los niños de la casa
Normalmente pensamos que los niños son los grandes protagonistas de la Navidad y pensar en esta fiesta como algo descafeinado o triste nos lleva a preocuparnos por cómo lo estarán viviendo ellos.
Sin embargo, piensa que ellos son perfectamente conscientes de cómo está siendo este año, ya que llevan viviéndolo como cualquier otra persona desde hace meses. No des por hecho que ellos asumen que todo lo relacionado con la pandemia va a desaparecer con la Navidad, lo más probable es que asuman con bastante naturalidad que la pandemia y la Navidad van a estar integradas.
No obstante, por si acaso no queremos llevarnos sorpresas desagradables, ve anticipando los aspectos principales que ya tengas claros: si no va a haber eventos familiares con muchos reencuentros no pasa nada por que se lo anticipes, así ellos tienen tiempo de sobra para asimilarlo.
Si son muy pequeños, adviérteles de que este año los Reyes pasan por casa directamente desde Oriente sin entretenerse con la cabalgata. Aprovecha este comentario para recordarles que, aunque haya pandemia y no haya comidas de quince personas, sí que va a haber regalos y tienen que ir pensándolos ya. Infórmales de que que sí que va a haber cenas o comidas especiales en familia y uvas en Nochevieja, solo que será con menos gente o solo con los que ya convivís.
8. Reencuéntrate contigo y con los otros
Al margen de aspectos religiosos, la Navidad es tiempo de reencuentro con aquellas personas a quienes queremos para compartir con ellas un momento especial y celebrar juntos la relación. Obviamente este año no tenemos el mismo margen de maniobra para ello, pero eso no quiere decir que este aspecto de la Navidad tenga que desdibujarse por completo.
Llevas haciéndolo meses así que no pasa nada por hacerlo también ahora: tira de teléfono, de videollamada, de paseos al aire libre y, sobre todo, de tiempo de calidad. Es mejor que nada y ahora tienes una oportunidad para ello. Por supuesto, reencuéntrate también contigo: pasa tiempo contigo, haciendo cosas de las que disfrutes, repasando lo que ha sido este año y cómo te planteas los próximos meses. No pasa nada si la mente se te va fantaseando hacia lo que pudo ser este año o lo que quieres que sea el que viene, eso también es estar contigo. Tampoco pasa nada si dejas un espacio a las emociones negativas que se te despiertan ahora que toca vivir la Navidad del 2020, es importante que atiendas también a esa parte de ti.
9. Relativiza el espíritu navideño
Afloja un poco la tensión y, siempre que puedas, relativiza la importancia de las incomodidades o las renuncias que la pandemia va a imponer en la Navidad de este año en concreto. No pierdas la perspectiva de que son solo un puñado de días. Es cierto que nadie las deseaba y la vida sería más fácil sin ellas pero tampoco te tomes todo esto demasiado en serio si es que no te ha ocurrido o te va a ocurrir nada grave ni le des una importancia tremenda a algo que no la tiene.
Procura no pasarte el día pensando en cómo la Navidad podría ser mejor sin la pandemia y recuerda de vez en cuando que hay mucha gente que lo va a pasar realmente mal, que cada año lo pasa mal y que seguramente tiene una situación mucho más precaria o triste que la tuya. Comparar en las dos direcciones te ayudará a tener una visión más ecuánime de tu situación.
10. Cuida de ti, es el mejor regalo
El año ha sido, en el mejor de los casos, bastante áspero. Ciérralo bien, tan a gusto como puedas. Date la oportunidad de disfrutar con todo aquello que la Navidad sí tiene de bueno: no te preocupes por la dieta y disfruta de la comida, de un buen regalo que te hagan otros o que te hagas tú mismo/a. Si tienes mucha tensión o la crispación aumenta a tu alrededor puede ser un buen momento para iniciarte en técnicas sencillas de meditación y relajación. Rodéate de estímulos positivos: películas, canciones y libros que te alegren, no te machaques demasiado con contenidos melancólicos. Si quienes te rodean tienen la energía por los suelos y no ves que su actitud sea la de ponerle solución no te dejes envolver por su mal estado de ánimo. Ellos son ellos y tú eres tú.
En definitiva, ahora toca vivir un nuevo episodio de incertidumbre, precauciones y adaptación en esta serie inesperada que el 2020 nos ha traído y que se puede ver en cualquier plataforma. Haz lo que puedas y, sobre todo si la cosa se complica más de la cuenta y no basta con poner en marcha los consejos anteriores, pide ayuda profesional. Los psicólogos estamos aquí durante todo el año y podemos acompañarte en tu proceso.