¿Alguna vez has oído hablar del choque cultural inverso? Eres una de las muchas personas que decidió vivir en el extranjero ya sea por estudios, oportunidades laborales u otros motivos. Ahora has decidido regresar y no todo es tan fácil como pensabas, ¿verdad? Siempre es difícil adaptarse a vivir en otro país, pero nadie se imagina que “volver a casa” vaya a ser complicado. Pero sí, puede serlo. En este artículo repasamos algunas de las cosas que puede que sientas o pienses durante el proceso de adaptación a tu nueva/vieja rutina.
Cuando emigramos a otro país debemos aprender a vivir en una nueva cultura, a menudo con una lengua y costumbres diferentes. Aunque puede resultar muy estresante, la llegada a tu nuevo entorno puede ser también un período muy enriquecedor, donde nos enfrentamos a muchos retos, lo que antes o después genera un gran crecimiento personal en el individuo.
Por ello, regresar a casa puede ser vivido como un retroceso, ya que nos damos cuenta de que hemos regresado al punto de partida, pero ya no somos los mismos. Este fenómeno ha sido estudiado por numerosos autores que lo han denominado “choque cultural inverso” y que se define como el impacto psicológico que sufre la persona cuando vuelve a su país de origen, producido por el distanciamiento que experimentamos durante el periodo de emigración.
Puesto que cada persona tiene sus propios motivos para emigrar y sus razones particulares para volver a casa, el impacto psicológico del regreso y la duración del mismo es diferente.
Empezar a afrontar el choque cultural inverso
Si acabas de regresar a tu lugar de origen tras un largo periodo fuera, es relativamente común que percibas los aspectos negativos de tu país como mucho más negativos de lo que perciben tu familia y amigos. Esto puede ocasionar tensiones si las personas de tu entorno perciben que estás hablando con desprecio de tu país.
Si esto te ocurre, intenta pensar en cuántas veces has echado de menos determinadas cosas cuando estabas fuera. ¡Ahora puedes disfrutarlas de nuevo! Cuando uno está viviendo fuera, siempre compara las cosas buenas de casa con el nuevo país. Sin embargo, ahora te encuentras en pleno choque cultural inverso, comparando todo con el lugar donde has estado viviendo recientemente. Es normal que ahora veas magnificados los aspectos negativos; sin embargo, si lo piensas detenidamente, no existe un lugar perfecto, todos tienen sus luces y sombras.
Por otro lado, no hay nada de extraño en que sientas que las cosas que antes te resultaban normales ahora te parezcan extrañas, así como que sientas que entre tú y tu lugar de origen ha aumentado la distancia. Esto puede generarte un sentimiento de no pertenencia, ya que cuando vivías fuera te sentías como un extranjero, pero los cambios y evolución que has experimentado durante este tiempo hacen que tampoco te sientas al cien por cien “en casa” cuando regresas.
Este sentimiento de no ser ni que aquí ni de allí puede hacerte sentir nostalgia, pero también puedes tomártelo como un período de reflexión en el que te des cuenta de lo mucho que has abierto la mente y de que has podido “liberarte” de aspectos o convenciones que no te servían, incorporando otras que resultan más acordes a la persona que eres hoy.
Seguramente también has sentido cierta confusión debido a que, para ti, todo se ha quedado estático en casa, es decir, en tu cabeza todo y todos siguen tal y como tú los dejaste. Sin embargo, al volver te has dado cuenta de que la vida ha seguido, te has perdido momentos importantes y tus amigos ya no hablan de sus exámenes sino de sus hipotecas.
Es cierto, todo ha cambiado, tú también lo has hecho, pero esto no tiene porqué ser malo. En vez de sentirte triste o culpable por haberte perdido estos momentos, piensa que ahora puedes volver a sumar experiencias con las personas importantes para ti.
Sin duda la vuelta del emigrante es un proceso que puede resultar complicado en algunos momentos. Tanto es así que, en algunas personas se genera el llamado “síndrome del eterno viajero”. Este síndrome provoca en el individuo una necesidad de descubrir nuevos lugares y experiencias de manera constante, por lo que les resulta imposible establecerse en un lugar de manera permanente.
Sea cual sea tu caso, si consideras que regresar a tu país te está resultando difícil, si no consigues encontrar tu lugar y esto te hace sentir perdido o en un estado de estancamiento, considera buscar ayuda de un profesional que pueda guiarte y acompañarte durante este proceso de adaptación. Esto va ayudarte a ver las cosas en perspectiva, entender los cambios que has sufrido tú y tu entorno y utilizarlos de manera beneficiosa para ti.