Quizá el término stakeholders no te suene de nada pero, si te interesa que la empresa que diriges o aquella para la que trabajas optimice sus estrategias y metodología, es una palabra que debe empezar a sonarte desde ya.
El diccionario los define principalmente de dos maneras. Por un lado, entendemos a los stakeholders como accionistas, es decir, personas que han invertido parte de su dinero en adquirir parte de la propiedad de una empresa: a esa propiedad la llamamos, para no complicarnos, acciones (stock options).
Por otro lado, se nos define stakeholders a un nivel más general: cualquier parte interesada. Esto quiere decir que llamamos stakeholders a cualquiera de las personas que puedan llegar a tener un interés o implicación, del tipo que sea, en una determinada compañía. Para entendernos, les interesa en algún grado (o muchísimo) que la empresa funcione de manera excelente.
Como ves, el grupo de stakeholders de una empresa es muy amplio y diverso en cuanto a sus características, necesidades, intereses, compromiso con la empresa y su misión y nivel de autoridad o decisión sobre la organización. Por tanto, se trata de un colectivo heterogéneo que incluye tanto a los diferentes “dueños” de la empresa (los accionistas) como a otros grupos.
¿Tienes claro qué son los stakeholders?
Desde este punto de vista, podríamos considerar que los stakeholders más relevantes para una organización serían dos:
–Público objetivo: aquellos clientes externos sobre los que se desea impactar. Esto es, que compren.
–Clientes internos: incluimos en este grupo a todos los empleados de la compañía, desde el trabajador más raso hasta el CEO pasando, por supuesto, por todo el conjunto de accionistas oficiales.
Descubre la solución líder de bienestar mental
Clientes externos e internos: ¿son los únicos stakeholders?
Quizá considerar a toda la humanidad como parte de los stakeholders de una determinada compañía resulte algo exagerado. No obstante, la idea de “la sociedad”, al menos la más cercana al entorno de esa empresa, sí podría ser tomada en consideración.
Por tanto, además del target principal de consumidores y de los empleados que forman parte de la plantilla de la compañía, hay que tener en cuenta una segunda línea de fuego cuando clasificamos a los stakeholders de una empresa.
En ese plano, secundario pero también relevante, no podemos olvidarnos de incluir el universo de clientes internos y externos potenciales y verosímiles: aquellos que todavía no conocen a la empresa, no compran sus productos o no utilizan sus servicios pero que podrían llegar a hacerlo si se establece con ellos la relación adecuada. Las acciones de la compañía no influyen directamente en ellos aunque eso puede cambiar en cuanto se les ponga en el punto de mira.
Este grupo incluye a mucha gente: el entorno social y familiar de trabajadores y clientes externos directos, a posibles lobbies que tengan influencia en el desarrollo de la compañía, los competidores directos e indirectos (con sus respectivos públicos, es decir, sus universos de stakeholders) a quienes no hay que quitar nunca el ojo de encima…
Lo que no debemos perder de vista sobre los stakeholders
Los stakeholders obtienen beneficios y perjuicios de diferente tipo a partir de los éxitos y fracasos de la empresa, o de las acciones que esta implemente. Debemos partir de la idea de que a los stakeholders les afecta lo que haga la empresa. Aunque sea a un nivel relativamente inconsciente, tienen una opinión y una imagen de la marca, el producto y la cultura empresarial. Además, están implicados a nivel financiero, emocional o puramente comercial. Aunque solemos poner el acento en el impacto que reciben por parte de la empresa, hay que recordar que también los stakeholders emiten un impacto que incide en ella: el canal de influencia y comunicación entre una organización y sus stakeholders siempre tiene múltiples direcciones.
Intenta reflexionar sobre estas tres cuestiones siempre que te plantees mejorar la relación con tus stakeholders:
1. ¿Qué nivel de influencia, decisión o autoridad tienen los diferentes stakeholders en nuestra compañía?
2. ¿Qué acciones se llevan a cabo para localizarlos, implicarlos, comprometerlos y cuidarlos?
3. ¿Hay coherencia o alineamiento entre los diferentes intereses de los diferentes stakeholders de tu compañía?
Como a veces la propia reflexión no basta, no está de más contar con la ayuda de los que más saben.
Ifeel cuenta con un programa de bienestar emocional para empresas, diseñado por su equipo de psicólogos expertos, con el objetivo de ayudar a las compañías a potenciar la relación con sus diferentes grupos de stakeholders y alinearlos en su estrategia de mejora sostenible de la productividad.
Gracias a esta colaboración, los responsables de recursos humanos pueden recibir asesoramiento personalizado y basado en datos sobre cómo sacar el máximo partido de todas las personas que tienen un interés, una implicación y un impacto en la vida de la empresa para cuidarlos de la mejor manera.
Por otro lado, el programa de bienestar emocional para empresas de ifeel ofrece a los empleados de la compañía un servicio de cuidado de su salud mental estructurado en diferentes niveles en función de lo que necesiten en cada momento. De este modo, pueden acceder a diversas herramientas de cuidado de su salud mental con la app de ifeel. En un segundo nivel pueden recibir soporte emocional a través de un chat con uno de los psicólogos colegiados de nuestra plataforma. Si prefieren una ayuda más continuada en el tiempo, solo tienen que acceder al tercer nivel del programa: la terapia psicológica online con un psicólogo especializado en casos como el suyo.
Esperamos que este artículo sobre los stakeholders de una empresa, te haya parecido interesante; y te invitamos a echarle un vistazo a nuestro blog sobre inteligencia emocional para líderes.