Cuidado y maltrato en la vejez, ¿qué sabes al respecto?

El día 15 de junio es el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, un tema que cada vez va cobrando mayor importancia, ¿por qué?

 

Evidentemente cualquier caso de abuso, maltrato o vulneración de los derechos humanos debería ser foco de atención para que pueda ser evitado o subsanado. Sin embargo, en el caso de las personas mayores, a menudo se ven más desprotegidas o en mayor riesgo que otros sectores de la población.

 

El número de personas de la «tercera edad» va aumentando en todos los países de alto desarrollo económico o en vías de desarrollo. Algunos datos a tener en cuenta respecto a esta cuestión se recogen en el informe de 2016 realizado por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), que prevé que, para el año 2060, la población de personas de 65 o más años ocupará un 27’3% de los países desarrollados y un 16’8% en los países en desarrollo.

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Maltrato en la vejez

 

Seguro que todos hemos escuchado en algún momento eso de que llevar a nuestros mayores a una residencia es algo malo, un signo de que los queremos menos o de que van a ser infelices. Se trata de una creencia muy extendida, ya que siempre se ha asociado el maltrato en la vejez a los cuidadores formales, ya sean empleados internos del hogar o trabajadores de residencias de la tercera edad.

 

Sin embargo, con el envejecimiento de la población el número de cuidadores, ya sean formales o informales, ha aumentado. Esto ha hecho que las situaciones de maltrato se den, en la mayoría de los casos, en el ámbito doméstico y por parte de familiares, a menudo por parte del cuidador principal.

 

Esto no significa que todos los cuidadores de personas mayores los maltraten, ni mucho menos. No obstante, a menudo los cuidadores sufren mucho estrés y tienen problemas de salud relacionados con esta actividad.

 

Por eso, a continuación vamos a dar algunos consejos para reconocer los signos de maltrato en las personas mayores y también cómo ejercer la figura de cuidador principal.

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¿Cómo detectar maltrato hacia personas mayores?

 

En la revista Qmayor han reunido las señales que pueden indicar maltrato en este sector de la población. Nosotros destacamos algunas de ellas a continuación.

 

Lesiones físicas. Son las más sencillas de reconocer. Aunque algunas personas mayores son propensas a las caídas y a los golpes, es importante observar si hay signos de fuerza: moratones, luxaciones, esguinces, roturas de huesos y preguntar muy bien por el origen de los mismos.

 

Abandono. El abandono puede presentarse de diferentes formas, puede ser el abandono total de la persona mayor o puede darse cuando personas enfermas se quedan solas constantemente en su habitación, por ejemplo.

 

Poca atención a las necesidades personales. Como hemos mencionado en otros posts, la salud no se basa solo en el cuidado del nivel físico, hay otras muchas necesidades que deben ser cubiertas en una persona para considerar que se encuentra saludable. Si la persona mayor muestra falta de higiene, signos de una mala alimentación, falta de relaciones sociales, de cariño o incluso se ve restringido a nivel económico, también se está viendo maltratado.

 

Síntomas de ansiedad o depresión. La vejez es una etapa de la vida en la que frecuentemente aparecen síntomas ansiosos y depresivos, es un periodo de cambio, de aceptación de pérdidas de roles, de personas y de actividades. Si la persona está mostrando síntomas como agitación, cambios de humor, llanto frecuente, reducción de las actividades que solía hacer, desgana o desesperanza, es el momento de ver lo que está sucediendo y consultarlo con un profesional. También es importante ver si los síntomas aparecen de forma repentina, ya que puede ser una alerta de que la persona está viviendo un cambio brusco que puede estar relacionado con una situación de maltrato o de abuso.

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¿Qué ocurre si soy la persona que cuida?

 

Los cuidadores de personas mayores, sobre todo de aquellas que sufren enfermedades que las hacen dependientes, como las demencias, suelen sufrir mucho. A menudo son personas que dedican la mayor parte del día al cuidado de la otra persona, viendo reducido el tiempo que dedican a sus propias necesidades. Mencionamos a continuación algunos de los signos de que están sufriendo el síndrome del cuidador (también conocido como estrés del cuidador).

 

Pérdida de atención en actividades que solía hacer antes. A menudo los cuidadores dejan de prestar atención a las actividades que antes disfrutaban, pierden el contacto con amigos y familiares y empiezan a centrar toda su atención y tiempo en el cuidado del mayor.

 

Problemas físicos. Cambios en los patrones de sueño, pérdida de apetito, cambios de peso, problemas digestivos…

 

Consumo de sustancias. Es frecuente que los cuidadores vean incrementado su consumo de sustancias como el café, el tabaco o el alcohol incrementado, ya sea por cuestiones relacionadas con el estrés o con la falta de sueño. Si desde que estás siendo cuidador principal ves que tu consumo ha aumentado considerablemente, estate alerta.

 

Cambios a nivel emocional. Irritabilidad, tristeza, desesperanza, desilusión… La sensación de culpabilidad y la preocupación también suelen estar muy presentes en estas situaciones.

 

Si eres cuidador y reconoces estos síntomas en ti mismo o los ves en algún miembro de tu familia, es hora de tomar cartas en el asunto.

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¿Cómo evitar el síndrome del cuidador?

 

Recuerda cuidar los tres niveles de la salud: bio-psico-social.

 

A nivel físico, recuerda limitar el consumo de sustancias o la medicación. Es importante llevar una buena alimentación y descansar. El trabajo de cuidador suele ser estresante y agotador, por lo que dormir lo suficiente es vital para tener la energía suficiente para poder seguir cuidando a la otra persona.

 

No te olvides de tus relaciones sociales y de las actividades con las que disfrutas. Sabemos que a veces es complicado encontrar el equilibrio entre el tiempo que le dedicas a la tarea que a realizas y el tiempo que le dedicas a tus necesidades, pero no puedes olvidarte de ellas. Recuerda que disfrutar de tus familiares, amigos, del deporte o de la música también son factores de salud.

 

Pide ayuda. Cuando se empieza la labor como cuidador a menudo se hace de forma progresiva, de manera que la persona va encargándose cada vez de más asuntos.Tener paciencia en ese proceso no siempre es sencillo, ya que la persona mayor está afrontando cambios, al igual que nosotros cuando somos cuidadores. Por eso, no está de más recordar esta cita de Miguel de Unamuno: “Jamás un hombre es demasiado viejo para recomenzar su vida y no hemos de buscar que lo que fue le impida ser lo que es o lo que será”. Reconoce tus limitaciones, estás desempeñando una labor muy importante pero, para poder continuar cuidando de alguien, tú tienes que encontrarte bien. Comentar tu situación con profesionales que puedan ayudarte, médicos, psicólogos, además de familiares y amigos, puede facilitarte liberar carga y encontrar cierto equilibrio. Aprender a respetar nuestros propios ritmos y capacidades, así como los de la persona a la que tenemos que cuidar en su vejez, es todo un reto que puede llegar a superarte pero frente al que no estás solo o sola. 

 

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