Cuando el trabajo te atrapa: libérate de la telaraña laboral

Cuando el trabajo te atrapa como si hubieras caído en una teleraña entonces ha llegado el momento de hacer algo con esa trampa.

¿Recuerdas el ejercicio sobre cómo quieres estar dentro de 10 años? Se trataba simplemente de pararnos un minuto a observar nuestra vida presente e imaginar nuestra vida futura para determinar en qué estado nos visualizamos en una década. O, al menos, cómo queremos estar.

La mayoría de las personas a las que formulamos esa pregunta dieron mucha importancia a desarrollar sus proyectos familiares, tener salud y haber progresado en su trabajo para cuando ese periodo de tiempo hubiera transcurrido. 

En efecto, la salud y las relaciones humanas son lo más importante que tenemos: sin ellas no hay mucho lugar para ninguna otra cosa. Sin embargo, cuando pensamos acerca de la manera en que queremos que nuestra vida evolucione, también cobran mucha importancia aquellos asuntos en los que, literalmente, vamos a emplear nuestro tiempo y energía.Aunque siempre tenemos un hueco para acordarnos de nuestras pasiones y aficiones, a la hora de la verdad nuestra estrategia sobre el uso del tiempo va asociada a una determinada trayectoria profesional. De ahí que los buenos propósitos para lo laboral estuvieran incluidos en las visualizaciones de aquellas personas que se tomaron unos minutos para fantasear con su futuro dentro de una década

Esto, a su vez, tiene que ver con un tema clave: la vocación o el proyecto de vida. Explicado muy resumidamente, el proyecto de vida implica aquello a lo que queremos dedicarnos en un amplio sentido de la palabra, mucho más allá del sector específico en el que trabajemos o del tipo de contrato que tengamos. También por eso lo llamamos vocación: se trata de escuchar nuestras intuiciones sobre a qué nos sentimos llamados en la vida. 

Cuando el trabajo te atrapa

Es evidente que todos nos sentimos llamados a ser felices, disfrutar de nuestro tiempo y de nuestras relaciones, tener una mínima calidad de vida… De acuerdo, pero, ¿de qué manera vamos a estructurar esas pretensiones tan abstractas?

Cuando el trabajo te atrapa y bloquea nuestro bienestar

Vivimos en una sociedad en la que el trabajo ocupa la mayor parte de nuestro tiempo y energía: todo gira en torno al trabajo. Además, no se trata solo del espacio que nuestro empleo ocupa en nuestra vida, sino también del simbolismo que lo rodea. 

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En nuestro mundo se sacraliza la profesión como eje del proyecto vital de una persona y, además, se hace de una manera rígida: el proyecto de vida (profesional) está bien encaminado siempre que se base en dos valores. Uno, la promoción laboral: ascender imparablemente en estatus y responsabilidad. El otro, alcanzar cuanto más éxito mejor, en forma de notoriedad, prestigio y, sobre todo, sueldo. 

En definitiva, se trata de progresar en nuestro trabajo pero no en términos de bienestar psicológico o realización personal, aunque aparentemente nos preocupemos mucho por sentirnos realizados.

Sin embargo, se presta poca atención al trabajo en términos de lo que es estrictamente: un medio para obtener dinero con el cual dedicarnos a otras actividades, no un fin en sí mismo. Por ese motivo, gran parte de la sociedad se siente atrapada en una pegajosa tela de araña profesional

¿De qué está hecha la trampa? Por un lado, en la tela de araña hay un enorme envoltorio de poesía: se nos dice que tenemos que sentir pasión por nuestro trabajo, nos tiene que entusiasmar, lo tenemos que disfrutar, nos tiene que motivar. Se nos llama a realizarnos como personas, pero eso no es más que un eufemismo para hablar del éxito profesional, es decir, del ascenso económico y del estatus… 

Por otro lado, cuando la poesía se desvanece la realidad indica que hay una enorme cantidad de frustración, estrés, ansiedad, conflictos interpersonales, conflictos con uno mismo, desgaste… Le damos una importancia tremenda a la motivación, la pasión y la realización y, sin embargo, prevalece la angustia por no percibir ninguna de esas cosas durante una gran parte del tiempo vital que entregamos a nuestro puesto.

El trabajo nos da la vida en muchos sentidos, ya que es estrictamente nuestro “medio de vida”, pero no acabamos de ser conscientes como humanidad de hasta qué punto nos intoxica. Es decir, no acabamos de darnos cuenta de hasta qué punto vivimos en un universo laboral en el que aspiramos a disfrutar y motivarnos cuando apenas podemos limitarnos a sobrellevar una vida gris e insatisfactoria. O una vida normal y corriente que nos parece insatisfactoria porque le pedimos a nuestra profesión algo que esta no nos puede dar y nos decepcionamos

Eres algo más que tu profesión

Cuidarnos cuesta lo suyo. Proteger nuestra salud fuera y dentro del trabajo, cuidar nuestro tiempo, dedicarlo a nuestros intereses no profesionales, compartirlo con nuestros seres queridos, dosificar sabiamente nuestra energía… ¡Qué importante y qué difícil! 

Aprender a hacerlo cuesta toda una vida porque, a pesar de lo que nos indican los profetas del crecimiento personal y la autoayuda, no todo es fruto de nuestra motivación, ni de nuestras decisiones ni de nuestra capacidad para ver la botella medio llena. Al contrario, muchas veces parece que vivimos en una jungla de obstáculos destinados a que no logremos aprenderlo nunca. 

No obstante a continuación te recordamos cuatro cosas que puedes tener en cuenta no para ser feliz ni para encontrar el santo grial de la realización personal (nosotros no somos profetas del crecimiento personal, así que no aspiramos a tanto), pero sí para que empieces a colocar la faceta profesional en un lugar más adecuado, sobre todo cuando el trabajo te atrapa.  

1. El trabajo es un medio más que un fin

El trabajo no es una religión, ni un tótem al que adorar ni un dios vengativo al que debemos dedicar sacrificios humanos o becerros de oro. Eso no quiere decir que no tengas que estar bien en el trabajo, de hecho tienes que estar lo mejor posible. Tampoco significa que no te esfuerces por aumentar tu profesionalidad y que no quieras profundizar en esa carrera. Pero recuerda que, cuando se apagan las luces y se baja el telón, tu vida continúa. No te quedes a dormir en el teatro.

Cuando el trabajo te atrapa

2. Di no a la pasión y sí al bienestar

Muchas personas se sienten incómodas o inadecuadas no cuando el trabajo las atrapa, sino porque perciben que su profesión no les “apasiona” o se dan cuenta de que aquello a lo que se dedicaban y que tanto las “apasionaba” ahora ha perdido gran parte de ese brillo. Es importante recordar que a veces las pasiones se apagan y que, aunque eso suponga una pérdida, forma parte del ciclo de la vida y no es el fin del mundo a largo plazo: pueden llegar nuevas pasiones, nuevos intereses. 

Por otro lado, que nos encante lo que hacemos es maravilloso (y una suerte muy poco compartida). Sin embargo, con que el trabajo no dañe tu salud física y psicológica y esté adecuadamente pagado puede ser más que suficiente en muchos casos, siempre que tengas el empuje y la energía suficientes para darle significado a las otras facetas de tu vida. No pretendas imposibles ni te dejes confundir por la industria de la palabrería.

3. Reserva tiempo para otras actividades y también para las personas

¿Sabes lo que dicen los más viejos del lugar cuando les preguntan por el mejor criterio para elegir pareja? Pues dicen que el fuego de la pasión se desvanece a los cinco minutos, así que mejor cásate con alguien que tenga conversación. Algo parecido sucede con cómo programar el uso del tiempo

Esforzarnos por lo profesional está muy bien y, de hecho, es necesario invertir tiempo, dinero y energía en mejorar nuestro desempeño para mejorar nuestra vida laboral. Ahora bien, entregarnos al trabajo literalmente en cuerpo y alma ya es otra cosa. 

Antes mencionamos lo que ocurre cuando se apagan las luces para recordarte que tienes una vida al margen del trabajo de la que ocuparte. Piensa además que, con un poco de suerte, llegará un día en que las luces de tu vida laboral se apagarán del todo y el telón bajará para siempre: calma, nos referimos a cuando te jubiles, no a cuando te mueras. 

Por eso, es importante que, desde ya, cultives tus aficiones, dediques tiempo a las personas, reserves un poco de tus recursos (lo que puedas) a hacer cosas que te apetezcan, incluyendo estar en casa viendo la tele tranquilamente mientras te rascas la nariz, en lugar de reservarlo todo para otro momento que llegará más adelante

Si fomentas esta actitud lo vas a disfrutar sobre la marcha y, además, agradecerás haber entrenado esa destreza cuando todo tu tiempo sea para ti -sin tener que compartirlo con el trabajo- y sepas cómo llenar tu vida cuando ya no tengas que fichar ni poner el despertador. 

4. Si puedes, mejora tu trabajo

Es evidente que muchas personas, por diferentes circunstancias, se ven abocadas a dedicar sus vidas a trabajos duros, aburridos, mal reconocidos y mal pagados sin tener una gran capacidad para cambiar eso. 

Por suerte, otras personas pueden permitirse mejorar su formación, ir cambiando poco a poco el sector en el que trabajan para encontrar un puesto más agradable o modificar sus horarios para poder conciliar un poco mejor lo laboral con las otras facetas, etc. Es decir: algunas personas tienen la suerte de poder poner en marcha acciones que mejoren su perfil profesional y, de esta manera, mejoren un poquito sus vidas. 

Cuando el trabajo te atrapa

Si tú eres una de las personas que se tiene que conformar con lo que tiene no te culpamos ni te decimos que si no estás feliz es por tus decisiones. Tampoco vamos a decirte que cambiar está solo en tu mano, ya que eso no es verdad. Por último no te diremos que no debes preocuparte, ya que, aunque tengas un trabajo terrible, puedes estar encantada de la vida porque la belleza está en el interior. Nada de eso, más bien tienes toda nuestra solidaridad

En cambio, si eres de las personas que tienen un margen de maniobra, por pequeño que sea, te animamos a que lo explotes al máximo si no estás contenta con tu manera de trabajar en la actualidad. 

Es decir, si no te gusta tu vida profesional, o cuando el trabajo te atrapa, y además tienes la suerte de tener un cierto margen de maniobra para mejorarla, lo suyo es que no te conformes y que hagas lo que esté en tu mano por conseguirlo, sin pretender hacer lo que no está en tu mano. Eso requiere un esfuerzo, está claro. Y ciertos riesgos. Pero los riesgos bien controlados suelen dar lugar a pocos desastres y, quién sabe, quizá al cabo del tiempo acabes encauzando tu vida profesional de una manera más satisfactoria. 

Ya te advertimos que nada de esto va a hacer que milagrosamente tu vida cobre sentido y encajes lo profesional con buen ánimo y espíritu deportivo. A veces hace falta algo más de ayuda porque no basta con ordenar la agenda y reservar más tiempo para los amigos. 

En esos casos, cuando toca profundizar más, es donde un proceso terapéutico con un psicólogo puede ayudarte y orientarte. O bien puedes dejar en el buzón de sugerencias de tu empresa una notita que diga que, aunque nuestros jefes no nos deben nuestra felicidad, sí pueden preocuparse por nuestro bienestar psicológico mientras trabajemos para ellos. 

Quizá en tu empresa todavía no lo sabéis, pero ya hay compañías que han activado el programa de bienestar emocional para empresas diseñado por los psicólogos de ifeel y reciben asesoramiento continuado y personalizado para los responsables de recursos humanos. De este modo, pueden minimizar los riesgos para la salud mental de la plantilla y potenciar factores que la protejan. 

Piensa que, telón arriba o telón abajo, al final la obra siempre va a tratar de cómo cuidar mejor de ti en cada momento. Confía en los profesionales. 

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