Como sucede con otros temas en psicología, a menudo utilizamos las ideas de “depresión y tristeza” erróneamente en nuestro lenguaje coloquial. Igual que decimos que tal o cual persona se comporta de modo esquizofrénico (para decir que no se decide o que es incoherente) o que alguien está muy autista (cuando no se relaciona mucho con otras personas), se suele decir que alguien está “depre” cuando en realidad solo está triste, o pasando una mala racha, o bien que “tiene una depresión” cuando, en realidad, lo que tiene es otro problema clínico que se le parece. A veces ni siquiera es un trastorno, sino una situación perfectamente normal y adaptativa pero que también se le parece en algunos aspectos, como cuando alguien atraviesa un proceso de duelo.
Aunque podamos ser flexibles con el lenguaje de la calle, cuando hablemos en serio sobre depresión y tristeza debemos ser rigurosos. La depresión es un problema de salud mental que puede tener diferentes grados de gravedad, algunos de ellos muy serios e incapacitantes.
En caso de que sea grave, lo conveniente es acudir a un psicólogo profesional que pueda ofrecer diferentes tipos de ayuda dentro del marco de una psicoterapia propiamente dicha. Lamentablemente para muchas personas esto sigue siendo muy difícil: de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, en la actualidad existen más de 300 millones de personas con depresión en el mundo y no todas estas personas tienen acceso a un tratamiento adecuado.
Depresión y tristeza: saber diferenciar
Para hablar sobre depresión y tristeza también debemos tener en cuenta que la depresión puede originarse por diversas causas. Por esta razón, determinar qué está provocando y manteniendo el problema debe hacerse con un examen pormenorizado de la persona. Existen criterios bastante consensuados para diagnosticarla, que tienen que ver con la sintomatología que presenta la persona, cuánto tiempo hace que la presenta, la influencia del problema en su funcionamiento cotidiano y sus relaciones interpersonales y otros aspectos de su historia que sea necesario tener en cuenta. Como ves, son muchas áreas de la vida de la persona las que hay que tener en cuenta para concluir que padece una depresión, más allá de la simple relación que tendemos a establecer entre depresión y tristeza.
Depresión y tristeza están relacionadas pero nunca hay que entenderlas como un mismo fenómeno. En la depresión hay tristeza pero estar triste, incluso muy triste, no es lo mismo que estar deprimido. Hemos interiorizado la idea de que aquellas emociones que nos resultan desagradables son antinaturales y por eso debemos evitarlas (por ejemplo el miedo, la culpa o la propia la tristeza).
Sin embargo, en realidad estas emociones son tan naturales como aquellas que nos generan placer o que, dicho de otra manera, asociamos a experiencias y significados agradables. Al igual que estas, cumplen una función muy importante para nuestra vida. Esto es precisamente lo que no está ocurriendo en el caso de una depresión real y por eso es tan importante hacer una clara distinción entre depresión y tristeza.
¿Qué le ocurre a una persona con depresión?
Algunas de las características más claramente observables en una persona que está deprimida son la tristeza profunda (entre otras emociones), falta de energía, cansancio, una gran ausencia de ganas de hacer las cosas y una importante incapacidad para disfrutar de cualquier actividad, incluso aquellas que antes sí le gustaban.
La persona con depresión tiene una autoestima muy baja y una profunda sensación de desesperanza hacia el futuro. Esta sensación que, como puedes observar, es algo más complejo que la simple conexión entre depresión y tristeza, puede estar unida a una gran insatisfacción con el presente y una revisión permanente de un pasado que ya no va a volver ni puede cambiar. No es extraño que quienes padecen este problema estén tan embebidos en sí mismos que parezcan no poder preocuparse en absoluto por lo que les pasa a los demás.
A pesar de lo que hemos comentado, no todas las personas que padecen una depresión acaban teniendo una depresión grave. No obstante, si el problema no se atiende adecuadamente, lo que empieza siendo un cuadro de depresión leve o moderada puede complicarse progresivamente antes de lo que pensamos. Es posible que te encuentres en esta situación o que estés atravesando una mala época en tu vida y dudes sobre si tienes una depresión o no. En cualquier caso, no te obsesiones con ponerle etiquetas. Es más importante que tomes responsabilidad sobre ello porque seguro que tiene algún tipo de abordaje que te permita encontrarte mejor.
Quizá últimamente te has aislado o sientes que tienes importantes dificultades para conectar con la gente de tu entorno o que estas personas no te entienden. No pasa nada, los seres humanos somos imperfectos y a veces nuestra salud se deteriora. Sin embargo, es fundamental que no te desconectes de todos y que, aunque necesites replegarte hacia tu interior, no te desconectes del todo. Busca alguien de tu confianza o algún servicio especializado donde puedan escucharte.
En ifeel contamos con un amplio equipo de psicólogos especializados en atender a personas que padecen depresión o problemas similares. Hoy mismo puedes solicitar más información sobre cómo funciona nuestro servicio de terapia online. Pide ayuda, es muy difícil que hablar de ello vaya a empeorar las cosas. Si ves que no sales adelante con tus propios medios existen profesionales que pueden orientarte y acompañarte en este camino. No pierdes nada por probar.