Tomar una decisión sobre si se desea tener hijos o no, cuándo, cómo y por qué no siempre es sencillo. Porque no siempre una persona se siente lo suficientemente segura respecto a la solidez de su proyecto de maternidad/paternidad, o lo está pero percibe importantes obstáculos para llevarlo a cabo: la edad no es la adecuada, el dinero no es el adecuado, el momento de desarrollo laboral no es el adecuado, la pareja no es la adecuada… o, directamente, no existe una pareja

Ser madre soltera

Es evidente que existen importantes diferencias de género en este asunto, es decir, diferencias en cuanto a cómo hombres y mujeres viven esta situación. El motivo hay que encontrarlo en que esta situación puede llegar a incluir una enorme presión en diferentes direcciones, como la exigencia de progresar a nivel profesional, el deseo de no sentir las ataduras que genera un hijo pero a la vez querer formar una familia, la inminencia del aumento de la edad, así como la manera de asumir las responsabilidades que implica convertirse en padres. 

ser madre soltera

En cualquier caso, lo cierto es que son las mujeres las que pueden llegar a disponer de mayor autonomía para dar una salida relativamente accesible o satisfactoria a su deseo de ser madres. Como veremos más adelante, al margen de facilidades biológicas obvias, quizá también influya mucho el hecho de que muchas veces ellas contemplan la opción de convertirse en madres solteras con más naturalidad y menos extrañeza que muchos hombres. 

Voy a tener un hijo sola 

Como acabamos de apuntar, en una sociedad como la nuestra, puede llegar a resultar muy complicado encontrar el momento adecuado para dar el paso de tener hijos, incluso aunque se haya tomado una decisión positiva en ese sentido. Esto lleva a algunas mujeres a tomar una resolución que, de cara a los demás, puede resultar drástica: convertirse en madres solteras, es decir, en ausencia de una pareja estable que contribuya en la parte biológica pero, sobre todo, en la crianza posterior. 


«Una amiga me dio la idea de hacerlo sola. Eso me empoderó y me libró de la idea de buscar ‘un padre para mis hijos»

Para ilustrar este fenómeno, que probablemente será cada vez más frecuente según más mujeres perciban que disponen de suficientes recursos personales y materiales como para hacer frente a la maternidad en solitario, en ifeel hemos hablado con Cristina, una mujer de 36 años que ha tomado la decisión de tener un hijo sin esperar a encontrar una pareja con quien compartir ese proyecto. Si todo va bien, el año que viene habrá un nuevo bebé en su casa. 

¿Por qué formar ahora una familia monoparental? 

La primera pregunta era obligada: ¿Por qué has decidido ser madre tú sola en lugar de acompañada? La respuesta de Cristina contiene de manera concisa los elementos principales y más frecuentes de un proyecto como el suyo: “Porque no tengo pareja estable y los hombres que conozco no quieren tener hijos y yo sí”.

Aunque al final se tengan muy claras las cosas, tomar una decisión de este tipo no es algo que se produzca rápidamente. “Siempre he deseado ser madre y tener hijos -nos cuenta nuestra protagonista- pero no me agobiaba. Hasta los 30 tampoco me agobiaba no tener un trabajo convencional que me diera una estabilidad, de hecho, lo elegía por la libertad que me daba la precariedad”. 

El factor pareja, como no podía ser de otra manera, es crucial a la hora de decidir tener un hijo en solitario. “Tampoco he tenido relaciones largas -continúa Cristina- y eso sí que ha sido una fuente de frustración que se ha compensado con una gran red de amistades, en su mayoría femeninas y muy buenas”. 

tener un hijo yo sola

Al final, una vez procesada la influencia de los diferentes factores, suele llegar un momento decisivo que hace que la balanza se incline hacia el sí: “A los 35 y después de tener un par de relaciones en las que ellos no querían tener hijos, una amiga me plantea que lo haga sola. Eso supone un click en mi cabeza que me empodera y me libra de la idea de buscar ‘un padre para mis hijos’, porque sentía que tenía que hacer esa pregunta en la primera cita para saber si quería seguir con esa persona”. Como expresa Cristina, la decisión de lanzarse tener un bebé sin una pareja al lado llega como resultado de un proceso de diferenciación de prioridades y escenarios posibles: “Separo la maternidad de la pareja que no sé si llegará”, afirma.

Las madres solteras no estamos solas

Una vez metida de lleno en el proceso, es inevitable que quien lo está llevando a cabo observe la realidad que se le avecina y su imaginación se dispare en múltiples direcciones. Puede surgir un cierto impulso de tipo melancólico, en el sentido de pensar que, aun con todo, sería mejor estar haciendo esto con una pareja. Sin embargo, también puede tomar fuerza una idea que reafirme los propósitos: ¿por qué dar por hecho que estaría más a gusto haciendo esto con alguien en lugar de yo sola, es decir, a mi aire? 

Cristina sabe que, mejor o peor, no es lo mismo estar en pareja que soltera a la hora de vivir un embarazo y, después, criar y educar a una persona. Por otro lado, es consciente de que tener un hijo sin la participación de una pareja no quiere decir tener un hijo completamente sola. “No voy a convivir con una pareja durante la crianza y eso hace que todo recaiga sobre mí -comenta- pero cuento con el apoyo de amigos y amigas y, obviamente, tendré que contar con canguros. No sé si me puedo plantear un año de baja para estar con mi criatura. Supongo que tendré que incorporarme a mi trabajo, no como otras amigas que han tirado del sueldo de su pareja para estar el primer año de vida con el niño para dedicarse a la crianza”. 

Cada cual tiene que valorar con qué recursos cuenta y cuál es la verdadera potencia de sus limitaciones a la hora de plantearse lo duro que puede llegar a ser tener un hijo fuera del contexto de una relación de pareja. 

Familia monoparental, ¡ayuda!

Naturalmente, por mucho poder y seguridad que alguien sienta, hay preocupaciones y miedos que deben ser tenidos en cuenta y no hay nada de malo en admitirlo. Estos miedos no se refieren solo al embarazo y el momento del parto, que son importantísimos pero que tarde o temprano van a pasar y en realidad anteceden a toda la vida en común que vendrá después. 

Por eso, cobra especial relevancia la red social de apoyos con la que pueda contar quien ha decidido afrontar la maternidad en solitario. Esa red será más potente si puede incluir a otras personas que estén en la misma situación y, por tanto, puedan hacer valer la experiencia compartida. “Me preocupa -admite Cristina- que el proceso de concepción, que es por reproducción asistida, sea rápido, exitoso y bueno, así como el embarazo y la posterior salud del bebé. Como todas las madres. Siento que tengo apoyos y que contaré con ayudas que ahora ni conozco, ya que en el proceso conoceré a mujeres que están en mi situación. Miles de mujeres han estado y están en esta situación, yo la he elegido”.

De hecho, en la medida en que la madre perciba que hay personas del entorno lo suficientemente potentes como para acompañarla y contribuir en cierta medida al cuidado del bebé que ha de llegar, el proceso de quedar embarazada y posteriormente tener al niño o la niña se vuelve significativamente más llevadero. Afortunadamente, este es el caso de Cristina: “Estoy recibiendo mucho apoyo de mi círculo, en mi trabajo ya lo saben (trabajo en un instituto público) y también me apoyan. En la sanidad pública, donde estoy llevando el proceso, está siendo muy fácil”.

Hombres, mujeres y madres solteras

El proyecto de paternidad o maternidad es algo muy personal y decidir crear una familia monoparental puede llegar a ser algo controvertido. Las madres solteras por elección encuentran un gran apoyo a su alrededor pero también incomprensión, sorpresa o falta de referentes con los que identificarse. 


«Mis amigas no se sorprenden de lo que estoy haciendo. Sus novios sí. Ahí hay algo de género»

Para Cristina el tema del género es importante, ya que condiciona enormemente cómo hombres y mujeres afrontan el hecho de convertirse en padres (ellos o los demás) de maneras muy diferentes. Maneras diferentes a nivel de urgencia, a nivel de deseo de materializar ese proyecto o, por ejemplo, a la hora de valorar la viabilidad o pertinencia de un proyecto de familia monoparental. 

tener un hijo sola

A modo de pequeño experimento natural, ella misma ha observado la importancia de este tema cuando habla con parejas de su entorno. ¿La conclusión? Sorpresa y reafirmación femenina. “Me llama la atención -dice con rotundidad- que las parejas masculinas de mis amigas se sorprendan tanto cuando les comento lo que estoy haciendo. El deseo de la maternidad está en la mujeres que lo tienen independientemente de si tienen pareja o no. Es decir, me llama la atención que en las parejas que conozco a ellos les parezca raro/sorprendente que una mujer soltera quiera ser madre por elección propia, como si la maternidad solo tuviese cabida en la pareja… Ellas no se sorprenden, pero ellos sí. Hay algo de género ahí… O por lo menos de falta de visión más amplia en ellos. Mi conclusión -añade- puede que un poco simplista es: mujeres empoderadas con visión amplia y hombres cayéndose del guindo”. 

Ser madre soltera

Sea como sea, la maternidad siempre es un desafío, sobre todo cuando se afronta sin una pareja al lado y aunque eso suceda por decisión propia. Quizá estás planteándote dar ese paso pero no acabas de tomar la decisión. Quizá estás en pleno embarazo pero hay algunas cosas que necesitarías repasar. O quizá estás ya con toda la casa empantanada entre pañales, cremas y jersecitos diminutos y todo empieza a resultar un pelín abrumador. Aunque tú misma hayas decidido meterte en esto por propia voluntad no tienes que demostrar nada a nadie ni tienes que inmolarte en el altar de la madre soltera (o sola, o como prefieras llamarlo). Pide ayuda si lo necesitas, por ejemplo a través de una terapia online (así no tienes que desplazarte ni que pedir cita si hacer eso con un bebé y nadie más te resulta una pesadilla). Sin pareja, puede. Pero sola no estás. 

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