Internet y el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) han configurado la sociedad en la que vivimos instaurándose en la mayoría de las actividades de nuestra vida cotidiana.
Estas herramientas TIC nos han aportado innumerables beneficios, creando más relaciones positivas en un nuevo espacio con múltiples conexiones. Sin embargo, su uso inadecuado puede hacer que ciertas personas puedan recurrir a ellas de forma obsesiva y compulsiva sin poder controlar su uso. Esto ocurre especialmente entre los jóvenes y adolescentes de la era digital.
A mediados de la última década de los 90 la adicción a internet y a las nuevas tecnologías fue identificada como un desorden psicológico con importantes implicaciones para el desarrollo cognitivo, emocional y social de la persona. Aunque en ocasiones se trivializa, los síntomas de la adicción a Internet son comparables a los manifestados en otras adicciones.
Mark Griffiths, psicólogo especializado en el comportamiento adictivo con videojuegos y el uso de internet, señala seis indicadores de la adicción a internet:
- Saliencia: Esto ocurre cuando los juegos o aplicaciones en línea se convierten en la actividad más importante en la vida de la persona y domina el pensamiento (preocupaciones), los sentimientos (anhelos) y el comportamiento (deterioro de la conducta socializada). Es decir, que la actividad “sobresale” mucho, resalta.
- Modificación del estado de ánimo. Irritabilidad si no puede conectarse a internet y/o sensación tranquilizadora de escape al conectarse.
- Tolerancia. Esto implica una acumulación gradual del tiempo en línea para sentirse conectado, con la consecuencia de reducir el tiempo en otras actividades. Se observan síntomas de abstinencia reflejados en estados emocionales desagradables y / o efectos físicos que ocurren cuando los juegos o aplicaciones en línea se interrumpen por la imposibilidad temporal de acceder a la red o se reducen repentinamente (agresividad, malhumor, irritabilidad, etc.).
- Conflictos. El conflicto se generaliza y se producen repercusiones negativas en la vida cotidiana. Esto sucede porque las aplicaciones y videojuegos exigen una focalización de la atención, lo que impide la diversificación del tiempo en otras tareas (de ahí que se descuide el trabajo, vida social, etc.), se minimiza la posibilidad de interesarse en otras actividades (reducción de la actividad física), conflictos entre la persona que abusa de las tecnologías y los que la rodean (mentiras, ocultación del uso de juegos o aplicaciones), conflicto interno (sentimiento subjetivo de pérdida de control).
- Recaída. Restauración de los patrones anteriores de uso abusivo de los juegos y aplicaciones en línea después de períodos de abstinencia o control.
Factores de riesgo
La literatura sobre el tema ha revelado que no todas las personas son igual de vulnerables a las adicciones. Dicho esto, cabe preguntarse: ¿Cuáles son los factores ambientales (externos a la persona) y rasgos de personalidad (internos) que aumentan la vulnerabilidad psicológica a las adicciones?
Estudios realizados han señalado que la persona corre riesgo de hacer un uso inadecuado de estas herramientas si tiene una alta disponibilidad del uso a internet, alta excitabilidad, baja autoestima, cohesión familiar débil y está sometida a circunstancias de estrés (fracaso escolar, frustraciones afectivas o competitividad) o de vacío existencial (aislamiento social o falta de objetivos).
En resumen, el uso de las nuevas tecnologías nos proporciona una gratificación inmediata al conectarnos con amigos y nos visibiliza frente a un amplio público, mostrando nuestras habilidades en un juego de precisión o con nuestro currículum en distintas páginas de empleo. Además, reafirma nuestra identidad ante el grupo compartiendo lo que pensamos en páginas que nos conectan con miles de personas, pero, otra cosa es cuando el abuso de la tecnología provoca el aislamiento de la persona, induce ansiedad, afecta a su autoestima y le hace perder a la persona su capacidad de control.
¿Cuál es un mal uso de las nuevas tecnologías?
Es importante destacar que, más que el uso de estas herramientas o el tiempo que se pasa conectado a ellas, lo determinante es el grado de interferencia en nuestra vida cotidiana. No obstante, hay algunas señales que denotan un abuso de estas herramientas. Por ejemplo, privarse de sueño para estar conectado a la red, descuidar otras actividades importantes como el estudio o las relaciones sociales, pensar constantemente en estar conectado, subir una foto o jugar una partida aun cuando se está realizando otra tarea, mentir sobre el tiempo real que se juega o se utiliza una aplicación, intentar limitar el tiempo de conexión sin éxito o sentir cambios de humor anómalos cuando se está conectado.
¿Y si tengo una adicción a internet?
Al estar tan instauradas en nuestras actividades diarias, el objetivo del tratamiento no es la abstinencia total sino en el reaprendizaje de la conducta controlada y hacer un uso útil de estas herramientas. Por ejemplo, fijar unos objetivos antes de navegar por la Red, establecer horario, pautas y un límite de tiempo, entre otras muchas respuestas adaptativas que podrás desarrollar con tu psicólogo.