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Por qué el well-being washing no es bueno para tu empresa

El well-being washing trata sobre el bienestar de los empleados pero, como seguramente sospecharás, no es exactamente lo que parece. En realidad este fenómeno alude a una práctica perversa dentro del mundo corporativo y tiene que ver con una manera particular de resolver el diálogo entre autenticidad y apariencia que se establece dentro de las organizaciones respecto a un tema capital: cómo y cuánto se cuida el bienestar de los empleados. En este post te hablamos de ello. 

Los “lavados” anteriores al well-being washing 

Antes de que en el ecosistema laboral se empezara a hablar del well-being washing, es decir, de guardar las apariencias respecto al bienestar del empleado pero sin hacer nada por cuidarlo, ya habían ido apareciendo fenómenos similares. 

Esos procedimientos para proteger la imagen corporativa los llevan a cabo todo tipo de organizaciones (empresas, asociaciones, partidos políticos) para satisfacer sus intereses reputacionales y adaptarlos al signo de los tiempos. Entre ellos, los ejemplos más famosos son los conocidos como greenwashing y pinkwashing. ¿En qué consisten?

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Lavar más verde, lavar más rosa

El greenwashing hace referencia a cómo algunas corporaciones se esfuerzan por aparentar que tienen una cultura corporativa y productiva basada en el ecologismo y el respeto al medio ambiente. El problema es que, en realidad, su actividad es -y sigue siendo- altamente contaminante. 

El caso del pinkwashing se refiere a una estrategia de imagen corporativa que algunas empresas construyen respecto a su apertura hacia la diversidad y la inclusión de personas pertenecientes al colectivo LGTBI. ¡Sorpresa!, ese lavado de cara es eso, solo de cara, ya que en la práctica sus valores y formas de actuar siguen siendo mayoritariamente poco inclusivos y respetuosos con estas personas. 

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La verdad es cara: escóndela

En el caso del well-being washing (decir que se cuida mucho el bienestar de los empleados pero no practicarlo en el día a día de la empresa) lo que sucede de manera más o menos explícita y deliberada es que las organizaciones hacen la siguiente reflexión: el precio de mostrarnos tal cual somos respecto al impacto del trabajo en el bienestar de nuestros empleados es demasiado alto en términos de reputación, inversiones y atracción-retención del talento. Por tanto, tenemos que tomar una decisión para enfrentarnos como empresa a esta situación crítica

En estos casos la decisión acaba siendo bastante astuta: si mantener la verdad de puertas para afuera resulta demasiado caro lo que hay que hacer no es cambiar la verdad ni defenderla tal cual es, sino esconderla

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De este modo, en lugar de invertir en la generación de una autenticidad más positiva y, en consecuencia, más presentable, se opta por otra estrategia: aumentar la inversión en apariencia mientras se mantiene estable (y, esta vez, oculta) la verdadera manera de funcionar. 

En pocas palabras, la organización decide afrontar las realidades incómodas a través de lo que se conoce como well-being washing.

Las desventajas del well-being washing

Es evidente que, cuando una empresa llega a la conclusión de que lo que más le conviene no es cambiar su manera de trabajar sino cambiar la imagen que los diferentes stakeholders tienen de esa manera, no lo hace a la ligera. 

Por el contrario, se trata de una decisión motivada por lo que consideran que es una estrategia de marca beneficiosa

No obstante, implementar un well-being washing para dar la impresión de que la empresa se preocupa por potenciar el bienestar físico y psicológico de los empleados tiene consecuencias negativas tanto para ellos como para la organización. Si bien estas no son siempre visibles a corto plazo, van carcomiendo la estructura empresarial de manera insidiosa hasta que no queda más remedio que afrontarlas. Por supuesto, esto tiene un coste humano y económico mayor que haberlas prevenido. 

Esas consecuencias negativas del well-being washing pueden variar de una organización a otra pero básicamente podrían agruparse en los siguientes dos bloques

1. Perjuicios para la reputación interna 

Aparentar que se tiene una cultura corporativa concreta, en este caso centrada en el bienestar de los empleados, cuando estos (y también muchos clientes externos) saben de primera mano que no es así no sale gratis ni es algo sostenible durante mucho tiempo. Por el contrario, el well-being washing perjudica la reputación interna de la compañía: y, de ahí, el inbound recruiting y la retención de talento ya existente. 

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2. Mantenimiento de los problemas ocultos

Con el well-being washing ocurre algo tan obvio que a veces se pasa por alto: este fenómeno implica que hay una empresa que, a pesar de la imagen que transmite, no está cuidando el bienestar de los empleados; por el contrario, fingiendo que los problemas no existen lo que consigue es que los problemas persistan. 

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Es decir, el well-being washing deja sin solucionar las causas y las consecuencias de descuidar la prevención de los factores de riesgo psicosocial y de potenciar culturas corporativas nocivas. Desde este punto de vista, es una estrategia orientada a buscar soluciones a los problemas de reputación de la empresa, no de los problemas respecto al bienestar de los empleados.

Esperamos que este post sobre el fenómeno del well-being washing para empleados te haya resultado interesante. Si quieres más información sobre el servicio de bienestar emocional para empresas de ifeel solo tienes que solicitarla y en seguida nos pondremos en contacto con tu equipo.

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