culpabilidad de la madre trabajadora

Convivir con la culpabilidad de la madre trabajadora

La culpabilidad de la madre trabajadora es algo muy común, a juzgar por la experiencia cotidiana de muchas mujeres. De hecho, da la impresión de que la culpa es una emoción que, en nuestra cultura, va adherida a la maternidad, seguramente en mayor medida que a la paternidad. Si las mujeres pasan menos tiempo en casa con sus hijos debido al trabajo, experimentan un mayor sentimiento de culpabilidad que los hombres que hacen lo propio. En este post te hablamos de un tema que influye mucho en el bienestar psicológico de muchas mujeres y que tiene una gran relación con su desarrollo profesional. 

La culpabilidad de la madre trabajadora

A veces, en los casos más extremos de la culpabilidad de la madre trabajadora, lo que existe es una excesiva dependencia por parte de la madre respecto al hijo. Esto va más allá del tiempo que la ocupa su trabajo y se extiende a todas las situaciones de la vida cotidiana. 

Así, el sentimiento de culpa aparece en cualquier circunstancia en que el niño o niña no esté en su compañía. Son esos casos en los que el adulto, por ejemplo, la madre, no es capaz de separarse de su hijo ni dejarlo a cargo de nadie, ya que, de lo contrario, desarrolla una gran incomodidad o preocupación por el bienestar del menor y una enorme desconfianza hacia cualquier pauta de cuidado que no pase estrictamente por su supervisión directa. 

En otros casos, más habituales y también menos preocupantes en cuanto a la salud psicológica de la madre, la culpa no aparece, por ejemplo, cuando el niño está en el colegio, dedicándose a aquello a lo que se tiene que dedicar. Sin embargo, la culpabilidad de la madre trabajadora sí aparece, precisamente, cuando el niño ya está en su “tiempo libre” y la madre no está con él por estar atendiendo a su trabajo.

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El desafío de las trabajadoras “culpables”

Las emociones positivas, como la alegría o la gratitud, no se llaman así porque sean buenas, sino porque se experimentan como placenteras. Las negativas, como el miedo o la tristeza, no se llaman así porque sean malas, sino porque experimentarlas es desagradable. Pero todas son necesarias, también la culpa: los seres humanos con una salud mental razonable, media, tenemos incorporada esta emoción a nuestro repertorio de respuestas por razones importantes. En el caso de la culpabilidad de la madre trabajadora, ese remordimiento se activa para que la persona se plantee las consecuencias de sus actos, reflexione sobre qué es mejor o peor para ella y para su hijo, no considere cualquier pauta de crianza como válida y se tome en serio su papel como cuidadora

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También, aunque parezca retorcido o paradójico, porque tomar conciencia de que nos sentimos culpables tiene el efecto de hacer que no nos sintamos tan “malas personas”: ¿qué clase de madre sería yo si no me sintiera culpable por trabajar en lugar de estar con mi hijo? Si me siento culpable por ello, en el fondo no voy tan mal encaminada.    

Ahora bien, esto no debe servir como justificación acrítica de cualquier tipo de culpabilidad. Por tanto, asunto diferente es que la culpabilidad de la madre trabajadora se active con una frecuencia, duración e intensidad excesivas, o por razones que no son coherentes con la verdadera situación de sus hijos; sino que tienen que ver más con creencias aprendidas acerca de lo que es una buena madre y en qué consiste su papel, o sobre las consecuencias que podría llegar a tener para su hijo y la relación con este el hecho de no estar más pendiente o no pasar más tiempo con él. 

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Todo depende de con quién lo deje

Muchas mujeres pueden sobrellevar esta emoción incómoda si toman conciencia de que el niño está bien cuidado, en un entorno seguro y amable, y lo sobrellevan aún mejor, especialmente cuando su trabajo les gusta y les hace sentir realizadas. 

El problema aparece cuando necesitan llevar a cabo enormes malabares para encontrar ese entorno seguro y amable en el que una persona responsable está a cargo del niño. Es decir, un entorno que, además de cumplir su función básica, no suponga un problema ni para el niño ni para la madre. 

Eso requiere la posibilidad de contar con personas que luego no vayan a reprochar (ni siquiera sutilmente) a la madre que han tenido que ocuparse de su hijo, haciéndola sentir en deuda y generando un afecto ambivalente con ella. 

Este tipo de situaciones pueden darse cuando no se cuenta con los recursos económicos suficientes para llevar al menor a una buena guardería que respete esa neutralidad necesaria y, por el contrario, tener que llevarlo a un sitio de poca confianza, o con un familiar que luego se lo va a cobrar por otro lado. Amortiguar la culpabilidad de la madre trabajadora pasa por contar con espacios seguros y amables también para la parte adulta de la ecuación.

¿Cómo manejar la culpa con los hijos… a través de la empresa? 

Existen factores muy diversos que contribuyen a generar el sentimiento de culpabilidad de la madre trabajadora y las empresas no pueden combatirlos todos. Sin embargo, es importante que tengan en cuenta la influencia que este fenómeno tiene en el bienestar psicológico de muchas personas, especialmente mujeres, y en la manera en que perciben su faceta profesional. 

Desde esa perspectiva, las empresas deben reflexionar sobre cómo pueden contribuir a mitigar este problema en vez de alimentarlo. Las grandes corporaciones pueden plantearse, dentro de su programa de beneficios sociales, contar con guarderías propias, incorporadas en sus instalaciones. Otras compañías pueden ofrecer facilidades económicas para que los miembros de su equipo puedan permitirse guarderías de su confianza cercanas a su domicilio, donde perciban que pueden dejar a sus hijos en buenas condiciones y poder así enfocarse en su trabajo con tranquilidad. 

Por supuesto, todo lo que se refiere a facilitar la flexibilidad horaria y configurar jornadas de trabajo eficientes, de duración razonable y adaptadas a las necesidades de los trabajadores favorecerá la conciliación de las diferentes facetas de su vida y combatirá la culpabilidad de la madre trabajadora. 

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Bienestar emocional para empresas

​​​​En ifeel entendemos que no es posible cuidar de la empresa sin cuidar el bienestar psicológico de sus trabajadores. Para ello, contamos con un programa de bienestar emocional para empresas, diseñado por nuestro equipo de psicólogos expertos en bienestar laboral con un objetivo principal: ayudar a las compañías a colocar la salud de los empleados en el centro de su estrategia de trabajo.

Gracias a esta colaboración, las personas que están al frente de los departamentos de recursos humanos pueden recibir asesoramiento personalizado y basado en datos sobre cómo tomar buenas decisiones en una empresa para sacar el máximo partido de los equipos que tienen a su cargo y cuidar mejor del bienestar psicológico de las personas que los integran.

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Por otro lado, este programa ofrece a los empleados un servicio holístico de cuidado de su salud mental estructurado en diferentes niveles en función de sus necesidades. Este servicio incluye, si lo requieren, la terapia psicológica online con un psicólogo especializado en casos como el suyo. Prueba ahora nuestro programa para que puedas ver cómo podría ayudaros.

Esperamos que este post sobre la culpabilidad de la madre trabajadora te haya resultado interesante, y te invitamos a ampliar esta información a través de este blog sobre la realidad de las mujeres en el ámbito laboral. Si quieres más información sobre nuestro programa de bienestar emocional para empresas, solo tienes que solicitarla y nos pondremos en contacto con tu equipo lo antes posible.

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