5 consejos para combatir el FOMO

¿Sabes cómo combatir el FOMO? Primero tienes que entender contra qué estás luchando. Como sabes el mundo de las emociones es diverso y todas ellas tienen diversos matices. Hace poco prestamos atención a un tipo particular de miedo que se potencia mucho con el uso de las redes sociales: el FOMO. Estas siglas hacen referencia al miedo a estar perdiéndote algo, un tipo de “ansiedad social” que se acentúa cuando ves en tus redes sociales la cantidad de cosas interesantes que todo el mundo está haciendo. Todo el mundo menos tú, claro.

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¿Obligatorio tener planes? ¡Rebélate!

¿Que no vas a viajar a ninguna parte en el próximo puente? ¿Que no has estado nunca en ese restaurante?¿Que no has ido a ver la última película de Almodóvar? ¡Pero si te lo recomendé en tu muro, en tu historial, hasta por Tinder! Cierto, me lo recomendaste por tierra, mar y aire pero es que hace un par de semanas que no abro mis redes porque estaba demasiado ocupada viviendo mi vida real en lugar de soñar con la vida de los demás.

Bien, de acuerdo, no hace falta llegar a estos extremos. Pero sí que puedes rebelarte contra la insaciable presión grupal que alimenta al monstruo de tu FOMO. Para ello debes entender que en todo este asunto hay buenas y malas noticias.

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Malas noticias: hagas lo que hagas siempre te vas a perder algo

Lo sentimos mucho pero así es: en la vida siempre te estás perdiendo algo. No importa lo que hagas, no importa lo bien que te organices, no importa cuánto te multipliques. Siempre hay algo que te estás perdiendo.

Leer un libro implica que no te lees todos los demás. Incluso aunque te leas cinco a la vez, siempre te estás dejando sin leer cinco millones. Ver una película esta semana implica que quizá no vas a ver las otras tres o cuatro que te apetecen (porque ya no te dará tiempo). El viaje que hagas este año -que quizá será el único de este año- implica que por hacerlo no harás ninguno de los millones de viajes posibles que podrías estar haciendo en vez de ese. Cada cosa que haces en realidad te está recordando todas aquellas que no estás haciendo en-lugar-de.

Asumir que las cosas funcionan así es el primer paso para que no te devore la frustración y puedas combatir el FOMO.

Buenas noticias: no importa lo que te estás perdiendo, importa lo que estás viviendo

Aunque no lo creas, a todo el mundo le pasa como a ti. No es que tú seas una fracasada por no tener programado un super plan para este puente o el que viene, o por no estar planeando el viaje de moda para tus vacaciones de verano. Lo que sea que vayas a hacer está bien, es perfectamente válido, a no ser que sea emplear el tiempo voluntariamente en algo que no te satisface, lamentarlo y no hacer nada para remediarlo.

Solo tienes una vida y no tienes que engullirla, ¡con masticarla, saborearla y, a ser posible, no atragantarte con ella tienes bastante! No tienes miles de vidas para vivir todas las experiencias posibles así que organízate y agradece las actividades que tienes a tu alcance. Aprovecha el tiempo a tu manera. No te angusties por lo que no estás haciendo, enfócate en lo que sí estás haciendo. Elige algo que te apetezca y aprecia la inmensa suerte que supone el poder hacerlo.

Recuerda que no podrás hacer nada de esto si te distraes pensando en lo que podrías estar haciendo o en lo que están haciendo los demás.

5 consejos para combatir el FOMO

Lidiar con el miedo no es fácil. Sin embargo, ahora que has tomado conciencia de las buenas y malas noticias que te hemos dado, manejar el miedo a estar perdiéndote las mejores emociones de tu vida quedando como la más tonta de la clase te resultará mucho más fácil si sigues las 5 recomendaciones que te daremos a continuación sobre cómo combatir el FOMO.

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1. Sé autocrítica pero no te machaques

Tener capacidad para dudar y cuestionar lo que sucede en tu vida es una virtud. Sin embargo, la duda sistemática sobre si lo que haces es adecuado o no, o llegar siempre a la conclusión de que lo tuyo es mejor que lo ajeno, no te conduce a nada. Vaya, que las comparaciones son odiosas, así que no hagas siempre aquellas comparaciones en las que tú sales perdiendo, es una trampa muy perjudicial para tu autoestima… y además no se ajusta a la realidad.

2. Sé realista

Repite conmigo: no puedes vivir cientos de vidas a la vez. Un solo plan bueno a la vez es más que suficiente para este momento. En cada momento solo cabe un buen plan posible, no todos los posibles planes buenos. Aunque tengas muchas buenas oportunidades potenciales, con que lleves a cabo una de ellas es más que suficiente.

3. Enfócate en el presente

No pasa nada porque te apetezca algo diferente de lo que tienes. No obstante, una vez que te has lamentado, pon tu foco en el presente y aprécialo tal y como es. Sobre todo porque lamentar lo que podrías estar haciendo no es un buen método para vivir lo que tienes delante. Insistimos: puedes lamentarlo durante un rato, claro que sí, pero si te quedas ahí encasquillada solo te servirá para sentirte peor, odiar un poco más tu vida y no haber cambiado nada.

4. Distingue entre verdad y verdad maquillada

Fíjate en lo que hacen los demás, inspírate en ellos y coge buenas ideas. Eso sí, no creas que todo lo que ves o todo lo que te cuentan es maravilloso porque sí. Tampoco pienses que cualquier plan que “todo el mundo” dice que es genial es adecuado para ti. No des por hecho que la parte que ves o que te cuentan es la totalidad de la historia.

Nadie enseña las picaduras de los mosquitos ni las diarreas tropicales cuando cuelga su crónica en Instagram. Sin embargo, eso no quiere decir que no las sufrieran: simplemente te las han ahorrado, ¡nadie quiere escuchar a los aguafiestas! Pero créeme, estaban ahí.

Recuerda: las redes sociales están llenas de verdades, medias verdades, medias mentiras y mentiras absolutamente descaradas. Son una visión parcial de la realidad. Aíslan un instante de la totalidad del tiempo, lo maquillan y lo cubren de lazos ajenos. ¿Eso es mentir? No necesariamente, pero sí es compartir una visión sesgada, parcial y tramposamente suculenta de la realidad.

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No quiero ser desagradable ni acabar con el hechizo del momento, pero las cosas como son. El sudor y la humedad, las esperas en los aeropuertos, los madrugones, la maleta perdida, la angustia de sentirse solo al otro lado del mundo, los malos olores, la rabia cuando les robaron la cartera, las discusiones para elegir el restaurante, el pedazo de agujero en la cuenta corriente… Nada de eso sale en la foto y, sin embargo, estaba ahí.

Ten sentido crítico, recuerda que nadie lo cuenta todo, solo la gente muy exhaustiva, la gente muy sincera o la gente sin filtro. No confundas la parte con el todo. Tú te habrás quedado en el salón de tu casa sin generar recuerdos inolvidables, pero para ellos no todo fueron cocoteros, playas blancas de coral y caipirinhas a medianoche.

5. Usa bien tus redes sociales

Instagram y el resto de redes sociales son para divertirse. Para conocer gente. Para comunicarte más fluidamente con tu entorno o intercambiar información. Para alegrarte la vista o para entretenerte. Si lo que hacen tus redes sociales es amargarte puede que estén pasando dos cosas. O bien tienes un conflicto que las redes sociales están poniendo de manifiesto y que conviene explorar detenidamente, o bien el problema está en el uso que haces de esas herramientas y que te mantienen en la confusión.  

Las redes sociales son instrumentos maravillosos que nos pueden servir para coger ideas de todo tipo, desde un nuevo lugar de la ciudad que no conocíamos hasta una película interesante o una fabulosa tienda de decoración que -inexplicablemente- aún no hemos pisado. Como toda herramienta, están ahí para resultar útiles y para hacer un buen uso de ellas, no para deformarlas. Recuerda: el martillo fue diseñado para clavar clavos, no para abrir botellas de vino. Puedes usarlo para lo segundo, pero no te garantizamos que quedes satisfecha.

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Como sabemos que la imagen de una pipa no es exactamente una pipa, ahora ya sabemos que la foto que recoge un único segundo de todos los que pasaron esas dos personas en ese paraíso terrenal no recoge exactamente lo que esas personas vivieron en ese paraíso.

Las redes sociales son una gran ventana al mundo pero hay que saber mirar a través de ellas. Te enseñan todo un repertorio de cosas geniales que mucha gente muy parecida a ti, mucha gente que podría ser tú, está haciendo. Miles de planes apetecibles sucediendo en algún punto estupendo del planeta mientras tú miras tu móvil. Miles de planes apetecibles que tú no estás haciendo o, ni siquiera, planeando.

Si te asomas a esa ventana y caes presa del  FOMO habrá que afrontarlo de manera madura. En este artículo te hemos explicado cómo hacerlo.

Más allá del miedo

Hay quien recomienda tomarse un descanso de redes sociales para contrarrestar la ansiedad que aparece al visitarlas y poder combatir el FOMO. Hacer un esfuerzo de autoestima, asertividad y ojo crítico también te ayudará a ver que ese monstruito que te viene a visitar de vez en cuando no es tan fiero como se pinta en esa lista de likes.

Una vez que asumes que, en lo que se refiere a disfrutar de la vida y aprovechar el tiempo, no amanece más temprano por mucho que madrugues, puede que detectes en ti un poso de incomodidad con el que no acabas de reconciliarte.

Eso no tiene que ser el principio de tu exclusión digital ni el fin de tus planes de fin de semana o vacaciones pero conviene que le prestes atención y lo comentes con un especialista.

Si te has identificado con los síntomas que hemos descrito en estos artículos y has detectado que sientes de manera recurrente una gran ansiedad o miedo a estar perdiéndote algo importante o interesante, no dudes en pedir ayuda. Nuestro equipo de psicólogos está aquí para ayudarte a identificar las fuentes de tus miedos, incluyendo aquellos de los que te das cuenta usando tus redes sociales, como el FOMO. Podemos acompañarte en el proceso de entender de dónde viene esa ansiedad, qué consecuencias tiene esta dinámica en tu vida y reconducir esa situación. ¡Date esa oportunidad!

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