A menudo planteamos el team building fijándonos solo en que sea divertido y no tanto en los errores que podemos cometer al organizarlo. Puede que aquí resida parte de la mala fama que, cuando están mal planteadas, tienen algunas de estas actividades.
¿Héroes o villanos? Algunas personas se los toman como una buena oportunidad para aprender, divertirse y vincularse a sus compañeros. Otros los consideran una pérdida de tiempo, o se tensan pensando que los jefes están examinando a la plantilla de manera disimulada. Sea como sea, los team building cobran cada vez más protagonismo en el calendario de muchas empresas —al menos lo hacían hasta que se inició la pandemia— y está claro que levantan pasiones de todo tipo.
Normalmente, asociamos el término inglés team building (literalmente, construcción de equipo) a algunas actividades que la empresa organiza al margen de la agenda habitual y que, a través de algún juego o dinámica de grupo, persiguen diferentes objetivos.
A veces la meta es simplemente pasar un rato divertido juntos fuera de la oficina para que los trabajadores se conozcan mejor entre ellos, estrechen lazos y cohesionen el equipo. Otras veces, diversión aparte, lo que se pretende es entrenar alguna habilidad en particular o evaluar el rendimiento del grupo y sus dinámicas internas de cara a tomar alguna decisión.
En cualquier caso, si una actividad de team building no está bien planteada, es difícil que logre lo que pretende de manera eficiente, incluso cuando se trata de algo muy simple, por ejemplo, tomar algo juntos al salir de la oficina para conocernos mejor en un ambiente distendido.
Por definición, una actividad de team building necesita promover la participación de todos los asistentes, pero desde la implicación, no solo desde la presencia física. Es decir, si los miembros del equipo asisten a la actividad porque están obligados, pero luego no se implican en ella, la actividad no será útil. Además, será perjudicial para la cohesión del equipo, para la confianza en los directivos o para retener el talento dentro de la empresa.
3 errores al plantear un team building
Todos sabemos que muchas actividades de team building fracasan a la hora de obtener un rendimiento máximo porque están mal planteadas desde el principio. Eso puede deberse a muchas causas, pero, generalmente, tiene que ver con alguno de los tres errores que vamos a ver a continuación, o con los tres a la vez.
Error número 1: el calendario
La actividad está planteada fuera del horario de trabajo y luego no se compensa por ello a los trabajadores.
¿Cuál es la consecuencia?
Que los miembros del equipo sentirán que se les roba su tiempo libre y no participarán de buen grado en la actividad. Sus emociones negativas aumentarán, no se implicarán en el evento y su vinculación con la empresa se deteriorará.
Error número 2: de todo menos divertido
La actividad consiste en hacer algo que incomoda o resulta desagradable para los trabajadores.
¿Cuál es la consecuencia?
Que los miembros del equipo se van a poner de mal humor, pero, sobre todo, se van a sentir vulnerables. En lugar de participar con espontaneidad y fluidez, se van a bloquear y nada de lo que hagan va a ser útil para su bienestar psicológico ni para la cohesión del grupo ni para su rendimiento.
Error número 3: no hay un objetivo claro
Tal y como los organizadores la plantean, la actividad parece algo sin sentido, inoportuna o incoherente con el momento concreto que atraviesa el equipo.
¿Cuál es la consecuencia?
Que los miembros del equipo no entenderán por qué se requiere su presencia en esa actividad y tenderán a sospechar que, detrás del team building, hay una agenda oculta que se basa en utilizarles para algo sin que ellos se den cuenta.
Evitar que estos errores, y tantos otros que se pueden producir a la hora de diseñar una actividad de team building, erosionen la cohesión y el compromiso de tu equipo es posible.
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